(OPINION DESDE CUBA): LOS PROBLEMAS QUE NOS QUEREMOS BUSCAR EN CUBA
Por Reinaldo Escobar, La Habana.
Un cambio en la Isla abrirá multitud de debates omitidos durante décadas en el Parlamento. Uno de los mayores defectos de la vigente Ley Electoral es que a los electores no se les permite conocer cómo piensan los candidatos al Parlamento.
UNO DE LOS MAYORE DEFECTOS de la vigente Ley Electoral es que a los electores no se les permite conocer cómo piensan los candidatos al Parlamento. Esta situación trae como consecuencia que cuando un ciudadano vota por uno de los que aparecen en la boleta desconoce si se muestra a favor o en contra del aborto, si está de acuerdo o no con que se legalice el matrimonio entre personas del mismo sexo o si prefiere restringir o ampliar las medianas y pequeñas empresas privadas, para solo poner tres ejemplos.
Ese candidato a diputado, del que los electores solo conocen su foto y una síntesis biográfica, es el que votará por los ciudadanos en el Parlamento, pero nadie sabe cómo lo hará. Le está prohibido confesarlo, porque expresar sus opiniones al respecto se considera una forma de hacer campaña electoral. Y eso sí que no está permitido en Cuba.
Lo único que se presume, dada la experiencia de muchos años, es que los “elegidos” aprobarán por unanimidad o por aplastante mayoría las leyes que les presenten
Lo único que se presume, dada la experiencia de muchos años, es que los “elegidos” aprobarán por unanimidad o por aplastante mayoría las leyes que les presenten. No han contraído compromiso alguno con sus votantes sino con aquellos que incluyeron sus nombres en la candidatura.
EL PROBLEMA QUE NOS QUEREMOS BUSCAR EN CUBA
El problema que nos queremos buscar los cubanos es asumir en las urnas la responsabilidad de lo que decida el Gobierno. Para lograr eso, que parece tan elemental, habrá que cambiar no solo la Constitución de la República sino también la Ley Electoral.
Solo entonces se perfilarán las tendencias políticas con capacidad de poner a competir sus disímiles plataformas. Parece fácil poner el As de Oros sobre la mesa. Bastaría con proponer algunas conquistas largo tiempo anheladas:
Que se permita la mayor parte de lo que hoy se prohíbe. Que se abran las fronteras para que todos los que nacieron en esta Isla puedan salir de ella por el tiempo que les parezca y poder regresar sin que haya listas negras, que se elimine el Servicio Militar Obligatorio, que sea posible organizar un partido, un sindicato, fundar un templo religioso o un club terraplanista, que sea un derecho poseer una embarcación de paseo o para pescar, acceder a internet sin censura y a un precio razonable, leer periódicos con diferentes enfoques, libros de cualquier autor y poder opinar a favor o en contra del Gobierno sin tener que bajar la voz o temer una represalia.
Con esos párrafos en el programa se gana el juego, pero no basta. Habrá que tomar partido también en discusiones más críticas.
Para parecer neutral las formulo a manera de preguntas.
¿Deberán privatizarse los servicios de salud, las escuelas y la seguridad social, entre otros?
¿Se aumentará la edad de retiro para los trabajadores?
¿Se restringe, se prohíbe o queda como está el acceso al aborto?
¿Se debe abolir la pena de muerte?
¿Se permiten todos los partidos políticos, incluyendo el Partido Comunista, o se condiciona su existencia al cumplimiento de algunas condiciones?
¿Se mantiene la flexibilidad cero con las drogas o se legaliza su consumo?
¿Podrán formalizarse en matrimonio y adoptar las parejas del mismo sexo?
¿Qué se debe hacer con las propiedades confiscadas?
¿Se aprobará la eutanasia?
¿A qué edad se puede ejercer el voto y a cuál ser candidato?
¿Se optará por un sistema presidencialista o parlamentario?
¿Los impuestos deben ser más altos para los que más ganan?
¿Podrán los extranjeros ser propietarios de industrias, servicios o inmobiliarias?
¿Cómo se regulará el presumible flujo de migrantes?
¿Los medios de comunicación podrán ser propiedad privada?
¿Habrá acceso a la llamada “programación de adultos” y tiendas de juguetes eróticos?
¿Se legaliza o se prohíbe la prostitución?
¿Volverán el juego, la lotería y los casinos?
¿Se pondrá límite a la propiedad de la tierra?
¿Cuál será la política económica y monetaria?
Se pueden formular otras veinte preguntas y para cada una de ellas habrá una respuesta posicionada con apasionados defensores e iracundos detractores.
El hecho de que la mayoría de estos puntos hayan sido omitidos durante décadas del debate en el Parlamento cubano demuestra, entre otras cosas, la ausencia del reconocimiento a la diversidad política en la vida nacional.
Las izquierdas, los centros, las derechas y las transversalidades tendrán ante sí el reto de conquistar en las urnas el favor de un electorado sin experiencia, pero deseoso de tenerla. Los populistas y los demagogos (¿no son sinónimos?) ya deben estar afilando sus armas. Los políticos serios y honestos, esa rara especie, conformarán alianzas buscando un equilibrio.
¡Qué clase de problemas nos vamos a buscar!
(OPINION FROM CUBA: THE PROBLEMS WE WANT TO LOOK FOR IN CUBA
By Reinaldo Escobar, La Havana.
A change in the Island will open a multitude of debates omitted for decades in Parliament. One of the major flaws of the current Electoral Law is that voters are not allowed to know how candidates for Parliament think.
ONE OF THE BIGGEST DEFECTS of the current Electoral Law is that voters are not allowed to know how candidates for Parliament think. This situation results in that when a citizen votes for one of those who appear on the ballot, they do not know if they are in favor or against abortion, if they agree or not with the legalization of marriage between persons of the same sex, or if prefers to restrict or expand small and medium-sized private companies, to just give three examples.
That candidate for deputy, of whom the voters only know his photo and a biographical synthesis, is the one who will vote for the citizens in Parliament, but no one knows how he will do it. He is forbidden to confess it because expressing his opinions on the matter is considered a form of electoral campaigning. And that is not allowed in Cuba.
The only thing that is presumed, given the experience of many years, is that the “elected” will unanimously or overwhelmingly approve the laws that are presented to them.
The only thing that is presumed, given the experience of many years, is that the “elected” will unanimously or overwhelmingly approve the laws that are presented to them. They have not made any commitment to their voters but to those who included their names in the candidacy.
THE PROBLEM WE WANT TO LOOK FOR IN CUBA
The problem that Cubans want to face is to assume responsibility at the polls for what the Government decides. To achieve that, which seems so elementary, it will be necessary to change not only the Constitution of the Republic but also the Electoral Law.
Only then will the political tendencies with the capacity to put their dissimilar platforms to compete will emerge. It seems easy to put the Ace of Pentacles on the table. It would suffice to propose some long-awaited conquests:
Let most of what is prohibited today be allowed. That the borders be opened so that all those who were born on this island can leave it for as long as they want and be able to return without black lists, that the Mandatory Military Service be eliminated, that it be possible to organize a party, a union, founding a religious temple or a flat-earthen club, making it a right to own a boat for pleasure or fishing, accessing the internet without censorship and at a reasonable price, reading newspapers with different approaches, books by any author and being able to give an opinion in favor of or in against the government without having to lower your voice or fear retaliation.
With those paragraphs in the program, you win the game, but it is not enough. We will also have to take sides in more critical discussions.
To appear neutral I ask them by way of questions.
Should health services, schools, and social security, among others, be privatized?
Will the retirement age be increased for workers?
Is access to abortion restricted, prohibited, or left as is?
Should the death penalty be abolished?
Are all political parties allowed, including the Communist Party, or is their existence conditional on the fulfillment of some conditions?
Is zero flexibility maintained with drugs or is their use legalized?
Will same-sex couples be able to formalize and adopt?
What should be done with confiscated property?
Will euthanasia be approved?
At what age can you vote and who can you be a candidate for?
Will a presidential or parliamentary system be chosen?
Should taxes be higher for the highest earners?
Can foreigners be owners of industries, services, or real estate?
How will the presumed flow of migrants be regulated?
Can the media be private property?
Will there be access to so-called “adult programming” and sex toy stores?
Is prostitution legal or prohibited?
Will gambling, the lottery, and casinos return?
Will land ownership be limited?
What will be the economic and monetary policy?
Twenty other questions can be asked and for each one there will be an answer positioned with passionate advocates and irate detractors.
The fact that most of these points have been omitted for decades from the debate in the Cuban Parliament demonstrates, among other things, the absence of recognition of political diversity in national life.
The left, the centers, the right, and the transversality will have before them the challenge of winning the favor of an inexperienced electorate, but eager to have it, at the polls. Populists and demagogues (aren’t they synonymous?) Must already be sharpening their weapons. Serious and honest politicians, that rare species, will form alliances seeking a balance.
What kind of problems are we going to look for!
Agencies/ 14yMedio/ Reinaldo Escobar, La Habana/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.