“A ESE no lo Salva ni el Médico Chino”, una Frase y un Famoso Personaje en Cuba. PHOTOS. * “NOT EVEN the Chinese Doctor can Save that Man”, a Phrase and a Famous Character in Cuba. PHOTOS

“A ESE NO LO SALVA NI EL MÉDICO CHINO”, UNA FRASE Y UN FAMOSO PERSONAJE EN CUBA. PHOTOS.

Los orígenes de la medicina tradicional china en Cuba datan de la época colonial, cuyas técnicas fueron introducidas a través de los inmigrantes chinos. Es muy frecuente la utilización, tanto en el argot popular como médico, del refrán: “A ese no lo salva ni el médico chino”. El origen de esta frase es real, y proviene del poco conocido medico chino en Cuba Juan Cham-Bom-Bian.

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La mayor parte de su estancia en Cuba ocurrió entre las ciudades de La Habana y Cárdenas; en esta última ocurrió su misteriosa muerte. El objetivo de esta investigación histórica es realizar una breve reseña de la vida y obra del enigmático Juan Cham-Bom-Bian: “el médico chino” de Cuba.

Aunque muchos otros chinos que se destacaron en la cura de enfermos mediante el uso de plantas curativas, el motivo de este articulo es sin sin dudas Cham Bom-biá, quien ha trascendido a nuestro imaginario popular, por ser el más conocido de todos los que ejercieron esta “profesión” y del que ha quedado en nuestro folklore la frase “A ese No lo salva ni el Médico Chino”.

LA VIDA EN CUBA DE JUAN CHAM-BOM-BIAN.

Llegó a La Habana en 1858, con un contrato para realizar trabajos agrícolas en la localidad de Coliseo, en la provincia de Matanzas. No obstante, se las ingenió para continuar sus estudios hasta graduarse de Doctor en Medicina y de inmediato comenzó a ejercer como médico rural en el mismo lugar donde antes hacía sus labores en el campo.

Se le describe como “hombre de elevada estatura, de ojillos vivos y penetrantes algo oblicuos; con luengos bigotes a la usanza tártara, larga perilla rala pendiente del mentón y solemnes y amplios ademanes subrayando su lenguaje figurado y ampuloso” Vestía como los occidentales con una holgada levita de dril, pues en aquella época no se concebía en Cuba al médico sin chistera y chaqué.

Foto Inedita de Juan Bom-Bian, el medico chino en Cuba.

Foto Inedita de Juan Cham Bom-Bian, el medico chino en Cuba.

Cham Bom-biá, perteneciente a la etnia Jaca, del sur de China, como tantos de sus compatriotas, agregó a su nombre el patronímico cristiano de Juan. Por el expediente promovido para adquirir la ciudadanía hispana en 1860 sabemos que tuvo residencia constante en la Isla desde que en 1854 se le concedió carta de domicilio en La Habana.

Acosado por denuncias de ejercicio ilegal de la medicina se traslada a Matanzas, con consultorio en la calle de Mercaderes esquina a San Diego en cuya ciudad ejerció con no menos popularidad que en La Habana. Una nueva acusación hace que en 1872 se traslade a Cárdenas, por ser esta ciudad en aquella época asiento de un gran número de chinos, lo que le garantizaba una mayor aceptación.

En Cárdenas, Perla del Norte, estableció su hogar donde tenía su propio dispensario para elaborar los medicamentos, aunque también se los confeccionaban en una farmacia china que existía en la Tercera Avenida número 211, en dicha ciudad.

Su domicilio era muy cercano al antiguo cuartel de Bomberos, en las calles Coronel Verdugo equina a la Avenida de Vives. En Cárdenas realizó curas maravillosas de enfermos desahuciados por médicos de fama de aquella ciudad y de La Habana, devolviéndoles a muchos de sus clientes la salud, la vista, el uso de sus miembros. Falleció solitario en su propio domicilio, por lo que se hicieron conjeturas de que había sido envenenado por los familiares de un enfermo desafortunado, mientras otros alegaron el suicidio.

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Fué el más conocido de los médicos botánicos chinos en Cuba. Su verdadero nombre era Chang Pon Piang, pero según los historiadores Roig de Leuchsenring y Portell Vilá, el habla popular cubano lo transformó en Cham Bom-biá que su significa en castellano “Sol Amarillo”.

Puede ser considerado, más que como vulgar curandero, como un notable hombre de ciencias de amplia cultura oriental, que mezclaba sus profundos conocimientos en la flora cubana y china, como sabio herbolario que era, con los adelantos médicos occidentales. No obstante, en Cuba se conformó una tradición propia en el uso de las plantas medicinales, que alcanzó su máxima expresión en la persona del sabio Juan Tomás Roig Mesa.

En el ejercicio de su carrera actuaba con absoluto desprendimiento, cobrando honorarios a los ricos, y conformándose con decirles a los pobres: “Si tiene linelo paga pa mí. Si no tiene, no paga”

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“NOT EVEN THE CHINESE DOCTOR CAN SAVE THAT MAN”, A PHRASE AND A FAMOUS CHARACTER IN CUBA. PHOTOS

The origins of traditional Chinese medicine in Cuba date back to colonial times, whose techniques were introduced through Chinese immigrants. The use, both in popular and medical jargon, of the saying: “Not even the Chinese doctor saves that one.” The origin of this phrase is real and comes from the little-known Chinese doctor in Cuba Juan Cham-Bom-Bian.

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Most of his stay in Cuba occurred between the cities of Havana and Cárdenas; in this last one, his mysterious death of him happened. The objective of this historical research is to make a brief review of the life and work of the enigmatic Juan Cham-Bom-Bian: “the Chinese doctor” of Cuba.

Although many other Chinese who stood out in the cure of the sick through the use of healing plants, the reason for this article is undoubtedly Cham Bom-biá, who has transcended our popular imagination, for being the best known of all those who they exercised this “profession” and of which the phrase “Not even the Chinese Doctor saves him” has remained in our folklore.

THE LIFE IN CUBA OF JUAN CHAM-BOM-BIAN.

He arrived in Havana in 1858, with a contract to carry out agricultural work in the town of Coliseo, in the province of Matanzas. However, he managed to continue his studies until he graduated as a Doctor of Medicine and immediately began to practice as a rural doctor in the same place where he used to do his work in the fields.

He is described as “a man of tall stature, with sharp, penetrating eyes that are somewhat oblique; with long mustaches in the Tartar style, a long thin goatee hanging from his chin and solemn and broad gestures emphasizing his figurative and pompous language” He dressed like Westerners with a loose denim frock coat because at that time the doctor was not conceived in Cuba without a top hat and morning coat.

Juan Bom-Biam Photo

Juan Cham-Bom-Biam Photo

Cham Bom-biá, belonging to the Jaca ethnic group, from southern China, like many of his compatriots, added the Christian patronymic of Juan to his name. From the file promoted to acquire Hispanic citizenship in 1860, we know that he had a constant residence on the Island since in 1854 he was granted a letter of residence in Havana.

Harassed by complaints of illegal practice of medicine, he moved to Matanzas, with an office on Mercaderes street, corner of San Diego, in whose city he practiced with no less popularity than in Havana. A new accusation made him move to Cárdenas in 1872, as this city at that time was the seat of a large number of Chinese, which guaranteed him greater acceptance.

In Cárdenas, Perla del Norte, he established his home where he had his own dispensary to make medicines, although they were also made in a Chinese pharmacy that existed on Third Avenue number 211, in said city.

His home was very close to the old fire station, on the corner of Coronel Verdugo streets and Avenida de Vives. In Cárdenas he carried out wonderful cures for terminally ill patients by famous doctors from that city and from Havana, restoring many of his clients’ health, sight, and the use of their limbs. He passed away alone in his own home, so speculation was made that he had been poisoned by the relatives of an unfortunate patient, while others alleged suicide.

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He was the best known of the Chinese botanists in Cuba. His real name was Chang Pon Piang, but according to historians Roig de Leuchsenring and Portell Vilá, popular Cuban speech transformed him into Cham Bom-biá, which means “Yellow Sun” in Spanish.

He can be considered, more than as a common healer, as a remarkable man of science with a broad oriental culture, who mixed his profound knowledge of Cuban and Chinese flora, as a wise herbalist that he was, with Western medical advances. However, in Cuba, a tradition of its own was formed in the use of medicinal plants, which reached its maximum expression in the person of the wise Juan Tomás Roig Mesa.

In exercising his career he acted with absolute detachment, charging fees to the rich, and contenting himself with telling the poor: “Si tiene linelo paga pa mí. Si no tiene, no paga”

Agencies/ Wiki/ RevistaMedicaCubana/Junior Vega/ MemoriasCubanas/ Derubín Jácome/ Extractos/ Excerpts/ Internet Photos/ YouTube/ www.TheCubanHistory.com
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