BARBARITO DIEZ, CANTANTE Y LEYENDA CUBANA CONOCIDO COMO “LA VOZ DEL DANZÓN”. VIDEOS.
Conocido en todo el continente y alrededor del mundo, Barbarito Diez fue y es una venerada y certificada leyenda de la música cubana, Bárbaro Diez Junco representa al mejor vocalista romántico masculino en la historia del danzón. Como estilista relajado pero romántico, tenía una voz tenor amigable con una dicción correcta y un sentido fácil de sentir, lo que evitó que la música tradicional cubana fuera invadida por pálidas imitaciones de cantantes de ópera masculinos a principios del siglo XX.
Barbaro Diez Junco nació en Bolondrón, Provincia de Matanzas el 4 de diciembre de 1909, Barbarito fue el rey de la música romántica en Cuba, y con sus canciones y danzones se enamoraron tres o cuatro generaciones de cubanos. Nunca será suficientemente homenajeado y recordado por quienes gusten de la música de la Isla, y vivan dentro o fuera de Cuba. Nadie en el mundo, ningún cantante de ningún país, se parece a Barbarito ni posee su melodía, su afinación perfecta, su musicalidad absoluta en canciones tan hermosas como Las perlas de tu boca, de Eliseo Grenet, o Si llego a besarte, de Luis Casas Romero.
A finales de los años veinte ya se le podía escuchar cantando en decenas de fiestas públicas y bailables. Barbarito fue de los pocos intérpretes que llevó su arte por toda la Isla y cantó en los más recónditos lugares, desde sus inicios en el canto, allá en el batey del central azucarero Manatí, el pueblo donde creció.
La larguísima carrera de Barbarito Diez toma un giro más profesional cuando formó el trío Los Gracianos, luego llamado Grupo Selecto, con el trovador Graciano Gómez y el trecero Isaac Oviedo. Canciones de Graciano Gómez como ‘Yo sé de una mujer’ y ‘En falso’, serían colocadas por el cantante entre lo mejor de la música cubana de esa época.
VIDEOS- Barbarito Diez canta “Lagrimas Negras”..
El Grupo Selecto, rebautizado como Quinteto Matancero, era punto fijo en el Café Vista Alegre, base de operaciones de los trovadores habaneros a lo largo de los años treinta y cuarenta. En ese lugar, Barbarito aprendió muchísimo de Sindo Garay y del maestro de la armonía Vincente González Rubiera, conocido artísticamente como Guyún. Allí lo conoció el famoso pianista danzonero Antonio María Romeu.
A partir de 1935 ingresó como voz solista en la orquesta del director y arreglista Antonio María Romeu. Con esta orquesta Barbarito interpretó danzones, sones y boleros, por más de cinco décadas, incluso después de la muerte del director, en 1955. Grandes éxitos fueron Boda gris, de Plácido Acevedo; Te odio, de Félix B. Caignet.
BARBARITO SE UNE A ANTONIO MARIA ROMEU…
En la segunda mitad de los años treinta, Barbarito Diez, como voz solista del a orquesta de Antonio María Romeu, devino ícono obligado en La Habana romántica de esa década. Juntos recrearon temas que pertenecen a la antología de la música cubana: ‘Muñeca de cristal’ y ‘Se fue’, de Ernesto Lecuona; ‘Yo reiré cuando tú llores’, de Alberto Villalón; ‘La guinda’, de Eusebio Delfín; o ‘La Mora’, de Eliseo Grenet.
En los años cincuenta tiene lugar una verdadera explosión discográfica en la carrera del cantante, pues siete álbumes con la orquesta de Romeu, y dos discos sencillos junto al Conjunto Continental. Desde la segunda mitad de los años cincuenta, la antigua orquesta de Antonio María Romeu toma el nombre de Barbarito Diez y su orquesta y otros éxitos se incorporaron a su extenso repertorio: El amor de mi bohío, de Julio Brito; Tú no comprendes y Lamento borincano, de Rafael Hernández; Mujer, de Agustín Lara, y Esas no son cubanas, de Ignacio Piñeiro.
Barbarito fue de los cantantes de enorme prestigio antes de la Revolución que se quedaron en Cuba. En 1976, el ICAIC le dedica el documental Barbarito Diez, de Santiago Villafuerte, que reconocía sus medulares aportes a la música cubana. A lo largo de los años sesenta y setenta abundaban sus presentaciones en musicales de la televisión, Barbarito devino el más sólido baluarte de cubanía en términos musicales.
En 1984, con cincuenta años de exitosa carrera en sus espaldas, su popularidad reverdeció, en Cuba y otros países de América Latina, cuando grabó en Venezuela un LP de canciones con guitarras acompañado por la Rondalla Venezolana. Esta producción incluyó clásicos como Frenesí, Caballo viejo, Idolatría y Arroyito de mi Pueblo.
En 2007 la EGREm lo incluye en su prestigiosa serie Las voces del siglo, y al año siguiente, en las notas al disco Antonio María Romeu, El mago de las teclas, editado por la SGAE, el periodista Jordi Pujol asegura que Barbarito Diez poseía una voz «insólitamente hermosa».
La XV edición del Festival de Música Popular Barbarito Diez en Las Tunas y Manatí, cuando se cumple año de su natalicio. En el Festival se incluye un bailable en la Plaza Cultural de Las Tunas, y también un panel conducido por Pablo Diez, quien dirige la orquesta cuyo nombre honra a su padre.
En una de sus últimas entrevistas, Díez dejó un mensaje para su audiencia: “Quiero que todos sepan lo agradecido que estoy por el cariño, el respeto y la consideración que siempre me han brindado. Digo en voz alta que tengo la mayor emoción de ver que todavía escuchas con placer, así que cantaré hasta que me quede sin fuerzas para hacerlo”.
Barbarito Díez murió en 1995 por complicaciones relacionadas con la diabetes a los 85 años.
BARBARITO DIEZ, SINGER AND CUBAN LEGEND KNOWN AS “LA VOZ DEL DANZÓN”. VIDEOS.
Known throughout the continent, Barbarito Diez was and is a revered and certified legend of Cuban music, Bárbaro Diez Junco represents the best romantic male vocalist in the history of danzón. As a laid-back but romantic stylist, he had a friendly tenor voice with correct diction and an easy-to-feel sense, which prevented traditional Cuban music from being invaded by pale imitations of male opera singers in the early 20th century.
Barbaro Diez Junco was born in Bolondrón, Matanzas Province on December 4, 1909. Barbarito was the king of romantic music in Cuba, and three or four generations of Cubans fell in love with his songs and danzones. He will never be sufficiently honored and remembered by those who like the island’s music, and live inside or outside of Cuba. No one in the world, no singer from any country, resembles Barbarito or possesses his melody, his perfect intonation, his absolute musicality in songs as beautiful as Las perlas de tu boca, by Eliseo Grenet, or If I get to kiss you, by Luis Romero houses.
At the end of the twenties he could already be heard singing at dozens of public and dance parties. Barbarito was one of the few interpreters who took his art throughout the Island and sang in the most remote places, from his beginnings in singing, back in the batey of the Manatí sugar mill, the town where he grew up.
The very long career of Barbarito Diez took a more professional turn when he formed the trio Los Gracianos, later called Grupo Selecto, with the troubadour Graciano Gómez and the third player Isaac Oviedo. Songs by Graciano Gómez such as ‘Yo sé de una mujer’ and ‘En falso’, would be placed by the singer among the best of Cuban music of that time.
The Grupo Selecto, renamed Quinteto Matancero, was a fixture at Café Vista Alegre, the base of operations for Havana troubadours throughout the 1930s and 1940s. In that place, Barbarito learned a lot from Sindo Garay and the master of harmony Vincente González Rubiera, artistically known as Guyún. There he met the famous danzonero pianist Antonio María Romeu.
Starting in 1935 he entered as soloist in the orchestra of the conductor and arranger Antonio María Romeu. Barbarito performed danzones, sones and boleros with this orchestra for more than five decades, even after the director’s death in 1955. Great hits were Boda gris, by Plácido Acevedo; I Hate You, by Felix B. Caignet.
BARBARITO JOINS ANTONIO MARIA ROMEU…
In the second half of the thirties, Barbarito Diez, as the soloist of Antonio María Romeu’s orchestra, became an obligatory icon in romantic Havana of that decade. Together they recreated songs that belong to the anthology of Cuban music: ‘Muñeca de cristal’ and ‘Se fue’, by Ernesto Lecuona; ‘I will laugh when you cry’, by Alberto Villalón; ‘The cherry’, by Eusebio Delfín; or ‘La Mora’, by Eliseo Grenet.
In the fifties a true recording explosion took place in the singer’s career, as seven albums with the Romeu orchestra, and two singles with the Conjunto Continental. Since the second half of the 1950s, the former Antonio María Romeu orchestra has taken the name of Barbarito Diez and his orchestra and other hits by him were incorporated into his extensive repertoire: El amor de mi bohío, by Julio Brito ; You don’t understand and Lamento borincano, by Rafael Hernández; Woman, by Agustín Lara, and Those Are Not Cuban, by Ignacio Piñeiro.
Barbarito was one of the singers of enormous prestige before the Revolution who stayed in Cuba. In 1976, the ICAIC dedicated the documentary Barbarito Diez, by Santiago Villafuerte, to him, which recognized his essential contributions to Cuban music. Throughout the 1960s and 1970s, his presentations in television musicals abounded, Barbarito became the most solid bastion of Cuban identity in musical terms.
In 1984, with fifty years of successful career behind him, his popularity rebounded, in Cuba and other Latin American countries, when he recorded in Venezuela an LP of songs with guitars accompanied by the Venezuelan Rondalla. This production included classics such as Frenesí, Caballo viejo, Idolatría and Arroyito de mi Pueblo.
In 2007, the EGREm included him in its prestigious series Las voces del siglo, and the following year, in the notes to Antonio María Romeu’s album, El mago de las claves, edited by the SGAE, the journalist Jordi Pujol assured that Barbarito Diez had a “unusually beautiful” voice.
The XV edition of the Barbarito Diez Popular Music Festival in Las Tunas and Manatí, on the anniversary of his birth. The Festival includes a dance in the Cultural Plaza of Las Tunas, and also a panel conducted by Pablo Diez, who directs the orchestra whose name honors his father.
In one of his last interviews, Díez left a message for his audience: “I want everyone to know how grateful I am for the love, respect and consideration that they have always given me. I say out loud that I have the greatest emotion to see that you still listen with pleasure, so I’ll sing until I run out of strength to do it.”
Barbarito Díez died in 1995 from diabetes-related complications at age 85.
Agencies/ Wiki/ CiberCuba/ Joel del Río/ Extractos/ Excerpts/ Internet Photos/ YouTube/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.