ELENA BURKE, CANTANTE EMBLEMÁTICA DE LA MÚSICA CUBANA DE GRAN CARISMA Y SENCILLEZ. VIDEOS
Nuestra gran cantante Elena Burke fue una cantante cubana sobresaliente por su versatilidad y la manera muy personal de interpretar diversas composiciones musicales. Mujer de extraordinario carisma y sencillez. Artista emblemática de la música cubana nació un 28 de febrero, 1928 en la Habana y con el tiempo, por su calidad artística adquirió dado por el público el sobrenombre de “La señora sentimiento”.
Su primer contacto con la música, fue a través del tango, particularmente Caminito, que cantó en 1940 en la radioemisora CMC. Su ídolo en esa etapa era la cantante argentina Libertad Lamarque. En 1943 se presentó en La Corte Suprema del Arte, de CMQ Radio, donde ganó premio en unión de Rosita Fornés y Miguel Ángel Ortiz.
TRAYECTORIA ARTISTICA
Integró el Cuarteto de Orlando de la Rosa, junto a Aurelio Reinoso, Roberto Barceló y Adalberto del Río, con el que recorrió los Estados Unidos; su sede, en Nueva York, era La Taberna Cubana. Posteriormente fue miembro del Cuarteto de Facundo Rivero, con el que actuó durante varios años en cabarets de México, que le dio el entrenamiento escénico que después volcaría en el cuarteto D’Aida, creado por Aida Diestro Rega. Más tarde integró el trío Las Cancioneras, dirigido por la pianista Enriqueta Almanza.
VIDEOS- ELENA BURKE Y SUS CANCIONES…
En 1950 formó parte del show de Las “Mulatas de Fuego”, provocando, con su voz de tintes negroides y resonancias operísticas, gran revuelo en el espectro nocturno de aquellos años. En el desaparecido “Follies Berger” trabajó al lado de la ya famosa Tongolele. Ahí la conoció Emilio El Indio Fernández quien asombrado por su voz la invitó a participar en la filmación de Salón México.
Terminados todos sus compromisos en el extranjero regresó a Cuba e ingresó al conjunto de Orlando de la Rosa. Trabajaron en algunos lugares de La Habana y poco después marcharon a Estados Unidos, en una ruta de centros nocturnos y hoteles que les marcó una actividad incesante, en la que interpretaron números del director como fueron “Vieja luna”, “Nuestras vidas”, “Eres mi felicidad”…
Con su voz de de amplio registro y depurada musicalidad, la señora sentimiento, como se le conociera popularmente, es la mejor exponente del movimiento del filin (feeling) que se desarrolló en nuestro país a partir de los años cincuenta y en general es considerada hoy por muchos una de las mejores (si no la mejor) vocalistas del país.
ACTUACIONES DIVERSAS
Famosa por su habilidad y tendencia a interpretar “a capella” y en los ambientes más elegantes e íntimos de la noche habanera, pero en no pocas ocasiones se hizo acompañar de orquestas como la Aragón o las dirigidas por los maestros González Mantici o Ibrahim Urbino. Con una afinación excepcional y un estilo exento de fiorituras innecesarias, su amplio repertorio incluyó a autores latinoamericanos y nacionales como José Antonio Méndez, César Portillo de la Luz, Ñico Rojas, Frank Domínguez, Piloto y Vera, Marta Valdés, Meme Solís, Adolfo Guzmán, Orlando de la Rosa, Candito Ruiz, Sindo Garay, Vicente Garrido, Arturo Castro, entre otros tantos.
Entre sus acompañantes figuran, entre otros, figuras de la talla de Dámaso Perez Prado, Adolfo Guzman, Meme Solís y el guitarrista Froylan Amézaga, que trabajó junto a ella durante más de quince años. Entre los numerosos éxitos de Elena se cuentan “De mis Recuerdos”, “Y Ya Lo Sé”, “Lo Material” (Juan Formell), “Duele” (Piloto&Vera), “Amor Y Solfeo” (Luis Rojas), “Amame Como Soy”, “Mis 22 Años” (Pablo Milanés).
En 1957, Álvarez Guedes le produjo a Elena Burke su primer disco de larga duración para su sello Gema. El puso condiciones espléndidas desde el punto de vista orquestal, para que ella enseñara sus poderosas cartas credenciales como una de las más importantes voces del cancionero en lengua hispana durante el siglo XX. Después grabó muchos más y es imposible decir cual es mejor.Elena se convirtió en vehículo muy especial de los sentimientos de una inmensa mayoría de la gente. Logró, con su voz de inacabables recursos, dar siempre la impresión de que te cantaba a ti y solo para ti, aunque uno fuera uno de los miles de espectadores que llenaba un teatro o un centro nocturno para ir a disfrutarla. Ella representa un modo de ser de la espiritualidad cubana, del amor, de los sentimientos.
ELENA BURKE, SU TRISTE FINAL
A principios de los años 1990 se contagió de sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) durante una estadía en México.
En la década del noventa se presentó cada viernes en el club Gato Tuerto acompañada de un guitarrista. En este club bohemio sus conciertos eran intercalados entre los de Cesar Portillo de la Luz y los de Osdalgia Lesmes, con quienes gustaba «descargar» su feeling.
A causa de la inmunodepresión, hacia 1998 contrajo una dolencia renal que le impidió caminar.
Una vez que se supo que Elena había vuelto a su casa en La Habana, pronto le pidieron que cantara en el Teatro Nacional de Cuba. Al fin se abrió el telón y todo el mundo se quedó callado al verla ahí, en un sillón de ruedas, con el micrófono delante. El amor pudo más, y rompió un aplauso interminable, al que ella respondió: «Hubiera querido agradecerles de pie». Una voz del público le respondió: «¡No importa, Elena, estás aquí con nosotros!». Entonces ella empezó a cantar, como una adolescente que sale por primera vez al escenario, muchas canciones, tratándose de entregar toda, y empezaron los gritos de las peticiones; con «Yolanda» olvidó la letra, pero un coro de mil personas se fue alzando hasta el clamor, mientras le cantaba a «Elena» de Pablo [Milanés]. En ese instante supimos bien claro que ella nunca se iba a morir.
Falleció el 9 de junio de 2002, a los 74 años, en su natal La Habana.
ELENA BURKE, EMBLEMATIC SINGER OF CUBAN MUSIC WITH GREAT CHARISMA AND SIMPLICITY. PHOTOS. VIDEOS.
Our great singer Elena Burke was an outstanding Cuban singer for her versatility and her very personal way of interpreting various musical compositions. Woman of extraordinary charisma and simplicity. She was an emblematic artist of Cuban music, she was born on February 28, 1928 in Havana and over time, due to her artistic quality, she acquired the nickname “La senora sentimiento” given by the public.
Her first contact with music was through tango, particularly Caminito, which she sang in 1940 on the CMC radio station. Her idol at that stage was the Argentine singer Libertad Lamarque. In 1943 she appeared at La Corte Suprema del Arte, on CMQ Radio, where she won a prize together with Rosita Fornés and Miguel Ángel Ortiz.
ARTISTIC CAREER
She was a member of the Orlando de la Rosa Quartet, along with Aurelio Reinoso, Roberto Barceló and Adalberto del Río, with whom she toured the United States; its headquarters, in New York, was La Taberna Cubana. Later she was a member of the Facundo Rivero Quartet, with which she performed for several years in cabarets in Mexico, which gave her stage training that she would later turn to the D’Aida quartet, created by Aida Diestro Rega. She later joined the Las Cancioneras trio, directed by the pianist Enriqueta Almanza.
In 1950, she was part of the Las Mulatas de Fuego show, causing a great stir in the nocturnal spectrum of those years with her voice of Negroid overtones and operatic resonances. In the late “Follies Berger” she worked alongside the already famous Tongolele. There she met Emilio El Indio Fernández who, amazed by her voice, invited her to participate in the filming of Salón México.
After all her commitments abroad were over, she returned to Cuba and joined the Orlando de la Rosa group. They worked in some places in Havana and shortly after they went to the United States, on a route of nightclubs and hotels that marked them with incessant activity, in which they performed numbers by the director such as “Vieja luna”, “Nuestras vidas”, ” You are my happiness”…
With her wide-ranging voice and refined musicality, the lady feeling, as she is popularly known, is the best exponent of the filin (feeling) movement that developed in our country from the fifties and is generally considered today by many one of the best (if not the best) vocalists in the country.
VARIOUS PERFORMANCES
She is famous for her ability and tendency to interpret “a capella” and in the most elegant and intimate settings of the Havana nightlife, but on many occasions she was accompanied by orchestras such as Aragón or those directed by the maestros González Mantici or Ibrahim Urbino. With exceptional tuning and a style free of unnecessary flourishes, his wide repertoire included Latin American and national authors such as José Antonio Méndez, César Portillo de la Luz, Ñico Rojas, Frank Domínguez, Piloto y Vera, Marta Valdés, Meme Solís, Adolfo Guzmán , Orlando de la Rosa, Candito Ruiz, Sindo Garay, Vicente Garrido, Arturo Castro, among many others.
Among her accompanists are, among others, figures of the stature of Dámaso Perez Prado, Adolfo Guzman, Meme Solís and the guitarist Froylan Amézaga, who worked with her for more than fifteen years. Among Elena’s many hits are “De mis Recuerdos”, “Y Ya Lo Sé”, “Lo Material” (Juan Formell), “Duele” (Piloto&Vera), “Amor Y Solfeo” (Luis Rojas), “Amame Como I am”, “My 22 Years” (Pablo Milanés).
In 1957, Álvarez Guedes produced Elena Burke’s first long-playing record for her Gema label. He set splendid conditions from the orchestral point of view, for her to show her powerful credentials as one of the most important voices of the Spanish-language songbook during the 20th century. Later she recorded many more and it is impossible to say which is better. Elena became a very special vehicle for the feelings of the vast majority of people. She managed, with her voice of endless resources, to always give the impression that she was singing to you and only for you, even if one was one of the thousands of spectators who filled a theater or a nightclub to go to enjoy it. She represents a way of being of Cuban spirituality, of love, of feelings.
ELENA BURKE, HER SAD END
In the early 1990s, she contracted AIDS (acquired immunodeficiency syndrome) during a stay in Mexico.
In the nineties she appeared every Friday at the Gato Tuerto club accompanied by a guitarist. In this bohemian club, her concerts were interspersed between those of Cesar Portillo de la Luz and those of Osdalgia Lesmes, with whom she liked to “unload” her feeling.
Due to her immunosuppression, around 1998 she contracted a kidney ailment that prevented her from walking.
Once it was learned that Elena had returned to her house in Havana, she was soon asked to sing at the National Theater of Cuba. Finally she opened the curtain and everyone was silent when they saw her there, in a wheelchair, with the microphone in front of her. Love was stronger, and broke into endless applause, to which she replied: “I would have wanted to thank you standing up.” A voice from the audience responded: “It doesn’t matter, Elena, you’re here with us!” Then she began to sing, like a teenager who goes on stage for the first time, many songs, trying to deliver everything, and the screams of requests began; she forgot the words with “Yolanda”, but a choir of a thousand people rose up to the clamor, while she sang “Elena” by Pablo [Milanés]. At that moment we knew very clearly that she was never going to die.
She passed away on June 9, 2002, at the age of 74, in her native Havana.
Agencies/ Wiki/ Memorias Cubanas/ Derubin Jacomé/ Ecured/ Extractos/ Excerpts/ Internet Photos/ YouTube/ Arnoldo Varona/ www.thecubanhistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.