LOS EMIGRADOS CUBANOS HAN ENVIADO 52,000,000,000 MILLONES DE DÓLARES A SUS FAMILIARES EN CUBA EN LOS ÚLTIMOS 30 AÑOS. PHOTOS
Los emigrados han enviado 52.000 millones de dólares en remesas a Cuba en los últimos 30 años, Un total de 52.251,99 millones de dólares en remesas y otros 50.000 millones en bienes de consumo. La necesidad de dólares del régimen, suavizó el discurso oficial sobre los exiliados, que pasaron de ser “gusanos” a conformar la “comunidad cubana en el exterior” opina la organización Siglo 21 y el académico Emilio Morales.
LOS EMIGRADOS CUBANOS han enviado a sus familiares en la Isla, durante las últimas tres décadas, un total de 52.251,99 millones de dólares en remesas y otros 50.000 millones en bienes de consumo. El dato está incluido en el más reciente informe de la organización Cuba Siglo 21, firmado por el académico Emilio Morales.
Morales realiza un estudio histórico del envío de remesas a Cuba desde su autorización por Fidel Castro en 1993, tras la debacle soviética, y concluye que esa inyección constante de dinero ha servido de “base financiera” para la infraestructura dolarizada que hoy mantiene la Isla.
Un entramado de corporaciones y altos cargos desvía el flujo de capital desde su punto de partida –los envíos de los emigrados– hasta su destino. Morales apoya sus conclusiones con datos oficiales que su grupo académico, Havana Consulting Group, con sede en Miami, ha extraído a partir de documentos de las disputas judiciales entre la empresa estadounidense Exxon Mobil y la estatal cubana Cimex, además otras fuentes como los Departamentos de Estado y del Tesoro de EE UU.
La necesidad de dólares del régimen, opina Morales, suavizó el discurso oficial sobre los exiliados, que pasaron de ser “gusanos” a conformar la “comunidad cubana en el exterior”. Además, expone el académico, las remesas no solo han tenido un impacto económico sino también cultural y diplomático. Por otra parte, ha sido uno de los principales temas de la conversación bilateral entre La Habana y Washington.
No obstante, el flujo de remesas hacia Cuba no ha sido regular, y para explicarlo Morales lo divide en tres etapas. La primera, de 1991 a 2006, estuvo definida por la gestión de Fidel Castro durante la crisis conocida como Período Especial y la urgente necesidad de divisas; la segunda, de 2007 a 2018, corresponde a las reformas económicas impulsadas por Raúl Castro y al deshielo con EE UU; y la tercera, de 2019 a 2023, ha marchado al ritmo de la Tarea Ordenamiento y otras “medidas impopulares”, como la implantación de las tiendas en moneda libremente convertible.
A juicio de Morales, tanto el régimen como Gaesa, que habían pensado en las remesas como una solución “coyuntural” para contrarrestar la pérdida de subsidios tras la caída de la Unión Soviética, acabaron por volverse cada vez más dependientes del dinero de los emigrados y han creado múltiples canales para que ese capital nunca llegue al bolsillo de los cubanos, sino a empresas manejadas por los militares del conglomerado.
“En su momento, autorizar el envío de remesas familiares a Cuba implicó un riesgo muy grande para la dictadura cubana desde el punto de vista político”, diagnostica el académico. “Sin embargo, permitir las remesas, así como la inversión extranjera y el turismo internacional, fueron riesgos calculados que el Gobierno decidió asumir en función de la sobrevivencia del régimen”.
Durante la presidencia de Raúl Castro, cuando se recibieron 31.311 millones, la mitad de ellos por vía informal
Con la autorización de las remesas, los pequeños negocios –que la Revolución había aniquilado tempranamente, en la década de 1960– vieron la oportunidad de constituir un incipiente sector privado que ha sido el primer afectado por la inestabilidad económica y que, además, ha permanecido en la mirilla del Gobierno, que mantiene a raya sus posibilidades de crecimiento e inversión.
Hasta 2006, detalla Morales, a Cuba entraron 11.751 millones de dólares –de ellos, más de 10 millones por vías informales, precisa–, lo cual hizo que Castro se percatara del enorme potencial de las remesas. Pero el crecimiento de esta primera etapa es incomparable con el de la siguiente, durante la presidencia de Raúl Castro, cuando se recibieron 31.311 millones, la mitad de ellos por vía informal.
Sin embargo, el régimen vio con preocupación el auge del cuentapropismo –había más de 600.000 emprendedores operando con licencia en la Isla, y otros tantos sin ella, explica Morales– y arremetió contra el sector. Por otra parte, La Habana intentó cercenar la apertura lograda con el deshielo a tiempo para la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, opina el académico.
Es durante esta etapa que Gaesa consolida su poder, bajo la dirección de Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, ex yerno de Raúl fallecido en 2022, y un clan de militares que gestiona empresas como Cimex y American International Services (AIS) –ambas registradas fuera de Cuba, en Panamá–, además de compañías de envíos de remesas como Va Cuba, Cubamax y Caribe Express.
Si antes los emigrados intentaban ayudar a sus familiares en la Isla, ahora su principal objetivo es sacarlos del país.
Entre los militares cubanos detrás de estas operaciones están actualmente, enumera Morales, Ana Guillermina Lastres –actual presidenta de Gaesa–, el ministro de las Fuerzas Armadas Álvaro López Miera, el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, o el coronel Héctor Oroza, director de Cimex y de AIS. Todos están sancionados por EE UU.
CAIDA DE LAS REMESAS DE EMIGRADOS A CUBA
Sin embargo, a partir de 2019 la cifra de remesas experimentó una caída radical, de un 45%. Solo llegaron al país 9.180 millones de dólares, lo cual Morales interpreta como un cambio de intención de la diáspora: si antes los emigrados intentaban ayudar a sus familiares en la Isla, ahora su principal objetivo es sacarlos del país. Este proceso ha desangrado a la población cubana y su capacidad para lograr una mejora económica.
La única esperanza, subraya el informe, es una transición a la democracia que permita a los cubanos que se fueron contribuir, en un plazo inicial de 24 a 36 meses –calcula– y con una inversión “potencial” de 20.000 millones de dólares, a la recuperación financiera del país.
“Son los propios cubanos residentes en la Isla –en alianza con sus familiares en el exterior– los que verdaderamente pueden ser los copropietarios de un nuevo tejido empresarial que, siendo verdaderamente libre, sería el motor inmediato y más seguro para recuperar el bienestar de la población, así como impulsar la reconstrucción y el desarrollo nacional”, concluye Morales.
CUBAN EMIGRANTS HAVE SENT 52,000,000,000 MILLION DOLLARS TO THEIR RELATIVES IN CUBA IN THE PAST 30 YEARS. PHOTOS
Emigrants have sent 52,000 million dollars in remittances to Cuba in the last 30 years, a total of 52,251.99 million dollars in remittances and another 50,000 million in consumer goods. The regime’s need for dollars softened the official discourse on the exiles, who went from being “worms” to forming the “Cuban community abroad,” according to the organization Siglo 21 and the academic Emilio Morales.
CUBAN EMIGRATES have sent their relatives on the Island, during the last three decades, a total of 52,251.99 million dollars in remittances and another 50,000 million in consumer goods. The data is included in the most recent report from the organization Cuba Siglo 21, signed by academic Emilio Morales.
Morales carries out a historical study of the sending of remittances to Cuba since its authorization by Fidel Castro in 1993, after the Soviet debacle, and concludes that this constant injection of money has served as a “financial basis” for the dollarized infrastructure that the Island maintains today.
A network of corporations and senior officials diverts the flow of capital from its starting point – the shipments of emigrants – to its destination. Morales supports his conclusions with official data that his academic group, Havana Consulting Group, based in Miami, has extracted from documents of the judicial disputes between the American company Exxon Mobil and the Cuban state company Cimex, as well as other sources such as the Departments of State and Treasury of the United States.
The regime’s need for dollars, Morales believes, softened the official discourse about the exiles, who went from being “worms” to forming the “Cuban community abroad.” Furthermore, the academic explains, remittances have not only had an economic impact but also a cultural and diplomatic one. On the other hand, it has been one of the main topics of the bilateral conversation between Havana and Washington.
However, the flow of remittances to Cuba has not been regular, and to explain it, Morales divides it into three stages. The first, from 1991 to 2006, was defined by Fidel Castro’s management during the crisis known as the Special Period and the urgent need for foreign currency; The second, from 2007 to 2018, corresponds to the economic reforms promoted by Raúl Castro and the thaw with the United States; and the third, from 2019 to 2023, has marched to the rhythm of the Ordering Task and other “unpopular measures”, such as the implementation of stores in freely convertible currency.
In Morales’ opinion, both the regime and Gaesa, who had thought of remittances as a “temporary” solution to counteract the loss of subsidies after the fall of the Soviet Union, ended up becoming increasingly dependent on emigrants’ money and They have created multiple channels so that this capital never reaches the pockets of Cubans, but rather to companies managed by the military of the conglomerate.
“At the time, authorizing the sending of family remittances to Cuba implied a very big risk for the Cuban dictatorship from a political point of view,” diagnoses the academic. “However, allowing remittances, as well as foreign investment and international tourism, were calculated risks that the Government decided to take based on the survival of the regime.”
During the presidency of Raúl Castro, when 31,311 million were received, half of them informally.
With the authorization of remittances, small businesses – which the Revolution had annihilated early, in the 1960s – saw the opportunity to establish an incipient private sector that has been the first affected by economic instability and that, furthermore, has remained in the crosshairs of the Government, which keeps its growth and investment possibilities at bay.
Until 2006, Morales details, 11,751 million dollars entered Cuba – of which, more than 10 million through informal channels, he specifies – which made Castro realize the enormous potential of remittances. But the growth of this first stage is incomparable with that of the next, during the presidency of Raúl Castro, when 31,311 million were received, half of them informally.
However, the regime viewed the rise of self-employment with concern – there were more than 600,000 entrepreneurs operating with a license on the Island, and as many without, explains Morales – and attacked the sector. On the other hand, Havana tried to curtail the opening achieved with the thaw in time for the arrival of Donald Trump to the White House, the academic believes.
It is during this stage that Gaesa consolidates its power, under the direction of Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, Raúl’s former son-in-law who died in 2022, and a clan of soldiers that manages companies such as Cimex and American International Services (AIS) – both registered abroad. of Cuba, in Panama–, in addition to remittance shipping companies such as Va Cuba, Cubamax and Caribe Express.
If before emigrants tried to help their relatives on the Island, now their main objective is to get them out of the country.
Among the Cuban soldiers behind these operations are currently, Morales lists, Ana Guillermina Lastres – current president of Gaesa –, the Minister of the Armed Forces Álvaro López Miera, the Prime Minister, Manuel Marrero Cruz, or Colonel Héctor Oroza, director of Cimex and AIS. They are all sanctioned by the US.
FALL IN REMITTANCES FROM EMIGRATES TO CUBA
However, starting in 2019, the number of remittances experienced a radical drop of 45%. Only 9.18 billion dollars arrived in the country, which Morales interprets as a change of intention of the diaspora: if before the emigrants tried to help their relatives on the Island, now their main objective is to get them out of the country. This process has bled the Cuban population and its ability to achieve economic improvement.
The only hope, the report emphasizes, is a transition to democracy that allows the Cubans who left to contribute, in an initial period of 24 to 36 months – it estimates – and with a “potential” investment of 20,000 million dollars, to the financial recovery of the country.
“It is the Cubans themselves residing on the Island – in alliance with their relatives abroad – who can truly be the co-owners of a new business fabric that, being truly free, would be the immediate and surest driving force to recover the well-being of the population, as well as promoting reconstruction and national development,” concludes Morales.
Agencies/ Wiki/ 14yMedio/ Extractos/ Excerpts/ Internet Photos/ Aroldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.