History of CubaEL CAFE, fuerte y caliente, una vieja costumbre de los Cubanos. * COFFEE, strong and hot, an old Cuban custom. PHOTOS.

La taza de café en Cuba era imprescindible para comenzar adecuadamente el día, para no hablar del siempre popular y altamente demandado desayuno básico: un nutritivo café con leche y pan con mantequilla. Y si era en el campo, el gran jarro de café recién colado con unas viandas y unos pedazos de carne de puerco.

Pero lo más tradicional para los cubanos que están en los más disímiles confines del mundo, en su casa, como gesto cordial de bienvenida, seguramente le ofrecerán al visitante esa taza de café, sea de donde sea su origen pero hecho a la cubana, bien fuerte y caliente, pero siempre tomando el café con la taza y el platillo debajo, que es una costumbre muy vieja de los cubanos.

Cortadito y otras variedades del café cubano

“Cortadito”, así en diminutivo, se le llama a una versión más ligera del café con leche. En realidad es una palabra que se usa para definir un tipo de café combinado que se toma en muchos países y que no es privativo de los cubanos, aunque se pretenda demostrar lo contrario. No intente asociar el cortadito con lo cubano, aunque nos guste mucho. Exclusivo de lo cubano es el buchito o cafecito, una simple tacita de café fuerte pero endulzado según el gusto que es lo que apreciamos los cubanos. No confundir con el café expresso, tan popular en muchos países.

Mientras que el preferido de muchos es el cortadito hecho con leche evaporada. No tiene competencia.

Pero también están otras variantes como:
Rocío de Gallo. Un café cubano con una cuarta parte de ron, ¡delicioso!

Y nos hemos enviciado en los últimos años a tomar un café que resulta una maravilla para el paladar: el café bombón, hecho con leche condensada.

Ya pasaron aquellos tiempos en que colabamos café tantas veces al día como podíamos: al levantarnos, después del desayuno, al regresar del trabajo, después de la comida, antes de acostarnos y en los días no laborables, otras coladas adicionales, y todas seguidas de un cigarrillo o un tabaco.



Y ahora, aprovechando la tecnología, tomamos varias veces al día una coladita de uno de los tantos buenos cafés que se encuentran en los supermercados de Miami, como
“La Llave”, “Bustelo”, “Pilón”, “Regil”, y otras menos conocidas pero que cumplen con los estándares de calidad que nos gustan, como “La Rica”, “Sedano’s”, “Publix”, “La Carreta”, “Cachita”, “La Shalala” y otros, hechos en mi cafetera Chefman, que le extrae al café molido el máximo de sabor.

Y como nota nostálgica, están las matas de café caracolillo que sembré a partir de poner en una lata de leche condensada unos granos de café que nos habían regalado para tostar. De allí salieron cuatro máticas que sembré y llegaron a dar una cantidad increíble de libras de café, ya que se hicieron unos arbustos frondosos y muy altos que en su madurez hacía que colgaran como racimos las bayas del café. Entonces aprendimos a cosechar en el momento justo sin lastimar al cafeto, cómo secarlo y tostarlo y ello nos permitió tomar el café más delicioso.

Estos cafetos tuvieron la misma suerte que corrió mi mata de aguacate. Ni ellos se salvaron de la barbarie socialista.

No en balde se dice que tanto Balzac como Voltaire se tomaban entre 40 y 50 tazas de café al día. A Voltaire el médico le advirtió que tanto café lo iba a matar, pero vivió 83 años, mientras que Honoré de Balzac se levantaba temprano en la madrugada y escribía entre 7 u 8 horas, las que pasaba tomando café. Johann Sebastian Bach y Ludwig Van Beethoven eran no solo adictos sino también maníacos en cuanto al café se refiere.



Y estos ejemplos me hacen recordar esta frase: “Te quiero mas que al café…pero por favor, no me pidas que te lo demuestre”. En fin, el café, ese compañero de todo momento, negro como la noche y dulce como el pecado, que nos hace soñar despiertos y después nos despierta, es algo imprescindible, al menos para los cubanos. Por eso parafraseando un dicho popular, cuando la vida te de limones, no hagas limonada, hazte un café, porque no se puede comprar la felicidad, pero si una taza de café, lo que viene siendo casi lo mismo, por lo que si te despiertas y hueles el café, es imposible volver a dormir.



COFFEE, STRONG AND HOT, AN OLD CUBAN CUSTOM. PHOTOS.

A cup of coffee in Cuba was essential to properly start the day, not to mention the always popular and highly demanded basic breakfast: a nutritious coffee with milk and bread with butter. And if it was in the countryside, the large jug of freshly brewed coffee with some food and some pieces of pork.

But the most traditional thing for Cubans who are in the most dissimilar corners of the world, in their home, as a cordial gesture of welcome, they will surely offer the visitor that cup of coffee, wherever its origin is but made Cuban-style, well strong and hot, but always drinking the coffee with the cup and saucer underneath, which is a very old Cuban custom. Cortadito and other varieties of Cuban coffee “Cortadito”, in diminutive form, is called a lighter version of coffee with milk. In reality, it is a word that is used to define a type of combined coffee that is drunk in many countries and that is not exclusive to Cubans, although it is intended to prove otherwise.

Don’t try to associate the Cortadito with Cuban food, even though we like it a lot. Exclusive to what is Cuban is the buchito or cafecito, a simple cup of strong coffee but sweetened according to taste, which is what we Cubans appreciate. Not to be confused with espresso coffee, so popular in many countries. While the favorite of many is the Cortadito made with evaporated milk. It has no competition. But there are also other variants such as: Rocío de Gallo. A Cuban coffee with a quarter of rum, delicious! And in recent years we have become addicted to drinking a coffee that is wonderful for the palate: bonbon coffee, made with condensed milk. Gone are the days when we brewed coffee as many times a day as we could: when we got up, after breakfast, when we returned from work, after lunch, before going to bed, and on non-working days, other additional brews, all followed by a cigarette or tobacco.

And now, taking advantage of technology, we have a drink several times a day from one of the many good coffees found in Miami supermarkets, such as “La Llave”, “Bustelo”, “Pilón”, “Regil”, and others less known but that meet the quality standards that we like, such as “La Rica”, “Sedano’s”, “Publix”, “La Carreta ”, “Cachita”, “La Shalala” and others, made in my Chefman coffee maker, which extracts the maximum flavor from the ground coffee. And as a nostalgic note, there are the caracolillo coffee plants that I planted by putting some coffee beans that they had given us as a gift to roast in a can of condensed milk. From there came four matic plants that I planted and they came to produce an incredible amount of pounds of coffee, since they became very tall, leafy bushes that, when mature, made the coffee berries hang like clusters. So we learned how to harvest at the right time without hurting the coffee tree, how to dry and roast it, and this allowed us to drink the most delicious coffee.

These coffee trees had the same fate as my avocado bush. Not even they were saved from socialist barbarism. It is not for nothing that it is said that both Balzac and Voltaire drank between 40 and 50 cups of coffee a day. Voltaire’s doctor warned him that so much coffee was going to kill him, but he lived to be 83 years old, while Honoré de Balzac got up early in the morning and wrote for 7 or 8 hours, which he spent drinking coffee. Johann Sebastian Bach and Ludwig Van Beethoven were not only addicts but also maniacs when it came to coffee.

Agencies/ WIki/ MemoriasCubanas/ Carlos Rodriguez Búa/ Extractos/ Excerpts/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.CubanHistory.com

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