History of CubaSABE USTED Identificar a un Cubano en cualquier lugar donde este ? .PHOTOS. * WOULD YOU BE ABLE TO IDENTIFY A CUBAN ANYWHERE THEY ARE? PHOTOS.

SABRIA USTED IDENTIFICAR A UN CUBANO EN CUALQUIER LUGAR DONDE ESTÉ? PHOTOS.

Se dice que una de las formas de identificar a un cubano, fuera o dentro del pais, hállese donde se halle, es por lo que come. Preferirá siempre una ración abundante de arroz, un guiso para mojarlo, alguna carne frita y, desde luego, el postre imprescindible porque si no remata la cena con algo dulce, siente que no ha comido. Otra forma de identificarlo es la de reparar en la forma en que conversa.


Habla por lo general muy alto y acompaña sus palabras con gestos fuertes y reiterados, al punto de que quien los observa, de desconocer esa particularidad, podría llegar a pensar que está en presencia de personas que discuten y que en algún momento llegarán a las manos cuando, en verdad, sostienen una conversación amistosa. Dos vecinas pueden airear sus intimidades de balcón a balcón o de acera a acera con la mayor tranquilidad del mundo y un diálogo entre dos llega a convertirse casi en una charla para toda una multitud porque el cubano es así. Magnifico cuanto hace.

ALGUNAS FORMAS DE RECONOCER A UN CUBANO

La Habana siempre ha sido, como diría Alejo Carpentier, una ciudad sonante. El tañer de las campanas de las iglesias a cada hora del día y de la noche, el pregón de los vendedores callejeros, la música que brotaba de bailes improvisados por cualquier motivo, impresionaron notablemente a viajeros que, en siglos pasados, dejaron memorias de su estancia en Cuba. Y Federico García Lorca vio en 1930 a la capital cubana como una ciudad con mucho calor y gente que habla muy alto. Poco varió desde entonces el ruidoso problema del ruido, con radios y equipos de música conectados a todo volumen y automóviles antediluvianos, por lo general de marcas norteamericanas, que nadie se explica cómo funcionan todavía, pero que suenan como tanques de guerra.


Hay varios tipos de conversadores. El escarbador deja desnudo en plena vía pública a quien participa de su charla. Otros nacieron para la polémica y les basta que alguien a su alrededor diga “rojo” para que ellos respondan que “verde”. El que echa sapos y culebras por la boca cuando se refiere al prójimo ausente y quiere hacer creer que es incapaz de murmurar sobre alguien a sus espaldas. El dueño de la verdad infalible. El que pone la nota trágica. Los que traen “la última”, aunque sea mentira. El que parece estar a punto de decir algo trascendental y, al final, no dice nada. Los que después de que todo está dicho, tienen aún algo que decir y terminan repitiendo lo que ya se dijo.

De todos ellos, el peor es el lluvioso. Hay que valerse de un paraguas para evitar ser salpicados por su saliva. Pero si ellos no existieran, los parques,las barberías, los cafés y los bares perderían en mucho su razón de existir. No hay lugar como el bar para las confesiones. Los devaneos de la esposa, el entusiasmo por la chiquilla de enfrente, la mala cabeza de los hijos, los problemas laborales terminan revelándose en la cantina como ante el confesionario. Siempre hay alguien dispuesto a escucharlos y si se hace el bobo, carga con la cuenta.

No hay como darse una vuelta por el Parque Central habanero. Decenas de personas se dan allí cita espontánea para discurrir sobre los pormenores de la serie nacional de béisbol, el deporte nacional. No dialogan, rugen. Varios de ellos gritan para poder imponerse sobre otros que a su vez hacen lo mismo. Enfatizan sus palabras con la mano. La acompañan con la fuerza de la mirada. La cabeza se mueve, ora despectiva, ora, altanera. Parecen que van a agredirse. Dirimen la conveniencia de una jugada, lo oportuno o inoportuno de la decisión del mentor de un equipo, si el tiro a tercera fue out o una “cuchilla” del árbitro, si la sustitución de tal o más cual jugador a finales del juego fue razonable o no lo fue. Nadie da su brazo a torcer. Ni admitirá estar equivocado.

Cuando más, abandonará el campo al contrario, no porque se haya convencido de la verdad del otro, sino para perdonarle la vida porque al cubano le es más fácil ser condescendiente que justo. Al final, la sangre nunca llegará al río y cada cual se irá por donde vino para reencontrarse con energías renovadas en el mismo sitio al día siguiente.

WOULD YOU BE ABLE TO IDENTIFY A CUBAN ANYWHERE THEY ARE? PHOTOS.

It is said that one of the ways to identify a Cuban, outside or inside the country, wherever they are, is by what they eat. He will always prefer a large portion of rice, a stew to dip it in, some fried meat and, of course, the essential dessert because if he doesn’t top off the dinner with something sweet, he feels like he hasn’t eaten. Another way to identify him is to notice the way he talks.

They generally speak very loudly and accompany their words with strong and repeated gestures, to the point that whoever observes them, if they are unaware of this particularity, could come to think that they are in the presence of people who are arguing and that at some point they will come to blows. when, in truth, they are having a friendly conversation. Two neighbors can air their intimacies from balcony to balcony or from sidewalk to sidewalk with the greatest tranquility in the world and a dialogue between two almost becomes a talk for an entire crowd because Cubans are like that. I magnify everything he does.

Agencies/ WIki/ Lecturas/ Ciro Bianchi/ Extractos/ Excerpts/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com

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