History of CubaCUBA Y ESPAÑA, el Entierro de un Gorrión Cubano en la Historia de Nuestra Independencia Nacional. PHOTOS. * CUBA AND SPAIN, the Burial of a Cuban Bird in the History of Our National Independence. PHOTOS.

UN GORRION CUBANO SIMBOLO DE ESPAÑA, EN LA HISTORIA DE LA INDEPENDENCIA DE CUBA

Durante la guerra de Independencia de Cuba por la libertad del colonialismo Español, el cuerpo de un gorrión había sido encontrado por un voluntario del 7.º Batallón de la Compañía de Tiradores debajo de un laurel de la Plaza de Armas. El soldado, considerando al ave como un símbolo de España, lo llevó al cuerpo de guardia de la guarnición. Allí, junto a sus compañeros, embalsamaron el cadáver y prepararon un altar para el velorio. A través de los boletines y periódicos de la ciudad se dió a conocer la noticia del velatorio y miles de personas, entre ellos el propio Domingo Dulce, asistieron al evento. Llegaron a recaudar 300 pesos, destinados para causas benéficas, narró Alberto Agudo en una crónica publicada por Ediciones Desperta Ferro.

El motivo de que el gorrión simbolizara España es claro: es un ave autóctona de Eurasia y el norte de África, por lo que no vivía de forma nativa en Cuba. Santiago Ramón y Cajal en su autobiografía Recuerdos de mi vida, donde evoca su participación en la guerra cubana, cuenta: “Aludiendo sin duda a la flojedad y delicadeza de este pajarillo, nuestros soldados designaban bigiritas a los criollos, y particularmente a los mambises o insurrectos; en cambio, los peninsulares éramos llamados gorriones y patones”. El apodo que comenzó con una connotación peyorativa, terminó transformandose en un símbolo de identidad, a tal punto que durante las honras fúnebres del gorrión el marqués de Aguas Claras envió una corona con una dedicatoria que decía: “De una bijirita que nunca ha visto a los gorriones con malos ojos”.

EL ENTIERRO DEL GORRION

Cuando el capitán general de Cuba Domingo Dulce presidió las honras fúnebres de un gorrión (Passer domesticus) el 25 de marzo de 1869, no solo estaba enterrando a un ave, sino el símbolo del pundonor español. El pequeño pajaro era un tótem de lucha frente a los independentistas cubanos.

Aquel soleado Viernes Santo, mientras en La Habana se realizaba el réquiem del ave, el Oriente de la que hasta entonces había sido la provincia española más pacífica, se transformaba en el escenario de la Guerra de Independencia más violenta de Hispanoamérica. Unos pocos meses atrás, el grito de La Demajagua había llevado a un grupo de cubanos a luchar por la independencia. Cuba se vería inmersa en un conflicto que, entre intervalos de paz y confrontaciones, duraría casi 30 años y dejaría un saldo de más de 200.000 muertes entre ambos bandos.

“Hubo tal concurrencia de público al velatorio que fue necesario cerrar la verja del Castillo de la Fuerza para impedir la entrada de más visitantes. La prensa de la época recogía la noticia destacando que tuvo que abrirse la puerta a una niña (hija del gobernador de La Habana) que, llorando, gritaba ‘que la dejaran ver a su paisanito’ “, agregó Agudo.


Pasada la Semana Santa, los voluntarios de la ciudad de Matanzas enviaron un telegrama solicitando los restos del “gorrión voluntario” para tributarle, allí también, los últimos honores. Igualmente, el cuerpo del gorrión viajó, para celebrar las exequias, a las ciudades de Guanabacoa, Cárdenas, Puerto Príncipe (actual Camagüey) y Santiago de Cuba. Después de todo el periplo por la Isla, de regreso a La Habana, el gorrión fue enterrado en la Necrópolis de Colón. Su tumba se conserva a día de hoy sin ninguna inscripción, localizada en el sector noreste de la necrópolis.

Se desconoce la razón por la cual se introdujo el gorrión en la Isla, pero la leyenda cuenta que fue traído por inmigrantes peninsulares y de Canarias que llegaban en busca de un mejor futuro. Tal era el sentido de relación entre el terruño y las pequeñas aves, que los españoles avecindados en Cuba conocían a la nostalgia con la palabra “gorrión”, un simbolismo que fue permutando hasta quedarse dentro del acervo lingüístico de los cubanos.

Más allá de la leyenda, es muy probable que la razón de la introducción de los gorriones haya sido más práctica que sentimental, pues son excelentes controladores de plagas y potencian la eficiencia agrícola. Si bien la fecha exacta de dicha introducción se desconoce, para 1865 el naturalista hispano-alemán Juan Gundlach había reportado que se encontraba distribuido por casi toda la isla principal del archipiélago cubano, informó la revista Opus Habana. A día de hoy habita también la Isla de la Juventud, pero no ha poblado muchos cayos que ya han sido colonizados por el hombre.

La historia ha tornado sus velas y son hoy los cubanos los que empleamos la palabra gorrión para designar a la nostalgia. Ya no son los peninsulares los que vienen a la Isla en busca de un mejor futuro, sino nosotros los cubanos los que regresamos al terruño de nuestros ancestros buscando una vida más digna y libertad. Alrededor de 200.000 paisanos viven en España actualmente. Hoy desde el exilio, cuando veo a un gorrión, no recuerdo la vieja España como lo hicieran mis abuelos, sino a mi añorada Isla.

A CUBAN SPARROW, SYMBOL OF SPAIN, IN THE HISTORY OF THE INDEPENDENCE OF CUBA

During the Cuban War of Independence for freedom from Spanish colonialism, the body of a sparrow had been found by a volunteer from the 7th Battalion of the Company of Shooters under a laurel tree in the Plaza de Armas. The soldier, considering the bird as a symbol of Spain, took it to the garrison guardhouse. There, together with his companions, they embalmed the body and prepared an altar for the wake. News of the wake was announced through the city’s bulletins and newspapers and thousands of people, including Domingo Dulce himself, attended the event. They managed to raise 300 pesos, destined for charitable causes, Alberto Agudo narrated in a chronicle published by Ediciones Desperta Ferro.

The reason why the sparrow symbolized Spain is clear: it is a bird native to Eurasia and North Africa, so it did not live natively in Cuba. Santiago Ramón y Cajal in his autobiography Memories of my life, where he evokes his participation in the Cuban war, says: “No doubt alluding to the laziness and delicacy of this little bird, our soldiers called bigiritas to the criollos, and particularly to the mambises or insurgents; on the other hand, we peninsulars were called sparrows and ducks”. The nickname, which began with a pejorative connotation, ended up becoming a symbol of identity, to such an extent that during the sparrow’s funeral, the Marquis of Aguas Claras sent a wreath with a dedication that read: “From a little bijira who has never seen sparrows with bad eyes”.

Agencies/ Wiki/ CDC/ Ernesto Lahens/ Extractos/ Excerpts/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com


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