“JUAN CHARRASQUEADO”, CUBAN CHARACTERS NEVER FORGOTTEN.
This time I’m going to tell you a not-so-mentioned corrido; that precisely I do not pass there in the Hacienda de la Flor but in Havana between the years that I dare not define. It is the story of another Juan Charrasqueado, who lived in the City of Havana and was also nicknamed: El Charrasqueado.
Of this Charrasqueado who lived for a long time in Havana and of which I do not know his first name, we only know that like that rancher in love, he was called El Charrasqueado; he wandered through the streets of Havana, carrying his insanity as a permanent party. He wore an outfit that, more than a Mexican charro, would look like a Texan Cowboy dressed for Sunday. But he felt proud and showed himself like a Mexican charro, and that’s how he always lived, with this fixed idea of a panic.
The truth is that El Charrasqueado de la Habana was part of a group of very popular people who walked and retraced the streets of this capital city of the warm island of Cuba, but whose common reference was their relationship with Cat’s Mustache. They were in the name of the Nightclub Club that was run by the very illustrious Asturian Carlos Manuel Pérez y Rodríguez, who promoted his Bar and Club with a sign at the entrance that read: “Meet Cuba first, and visit Cat’s Mustache afterwards; a piece of our mother country with all its products, a Cuban palm tree with all its customs “.
There they went to this unique Bar-Club on Calle Teniente Rey 308, a group of characters that included: The Knight of Paris, and of course, our Juan Charrasqueado. In addition to other usual and nothing sane fellow. The outstanding writer Jay Martinez has qualified them with accurate words like: The most sane of Cuba.
I can not imagine a Bar, where in the night converged equally sane and not sane, drunk and curious; and even a well-known and controversial character such as the Puerto Rican Daniel Santos, for songs, revelry and alcoholic libations, to form an environment governed by the ever-present Cat Mustache who, having won the pottery championship (old cars), also became the President of the Tribunal de los Locos, a popular television program that, as you might expect, the actors were their own friends from the Club de los Noctámbulos.
We do not know anything about the character of Juan Charrasqueado, someone who resides in Texas and met him assures me that he was very kind and of good presence, not given to annoy others. If it is true that he had a fixed idea that he was Juan Charrasqueado like the one in the corrido, brave and risky in love, that the most beautiful women wore. Actually this Juan Charrasqueado, only took his poverty and delusions in a city where the night always changed into lights and dreams.
I can not imagine either a Bar where the conversations took place between Daniel Santos, Bohemian and yes in reality daring in love, Cat’s mustache, eccentric and stung; and the deliriums of the Knight of Paris or of Juan Charrasqueado from Havana who will walk there. After having lived more than half a century, a good part of that time as a doctor, I always wonder where insanity begins and where sanity ends.
When the year 1980 arrived, Juan Charrasqueado, like many people who were taken out of jail or from the streets, went to Miami in what became known as Mariel’s maritime bridge. Fidel Castro took advantage of this situation to clean up the Cuban prisons of dangerous criminals and assassins in what constituted the greatest social cleansing a government has ever carried out in history. He also took the opportunity to include many of the people with mental problems, in this category was Juan Charrasqueado, who also left for Mariel for an Exile of which he had no idea. “Take care of yourself, Juan, who are looking for you there … and I’m sure they’ll only embark you”.
Juan Charrasqueado, from Havana, was boarded without a return ticket to Miami, leaving like many for the Puerto del Mariel. He never imagined that he would become a Miamian exile from a Havana charro, but he did.
They tell me that they saw him walking along the well-known Calle Ocho in Miami, out of breath to sing some of his Mexican songs, in silence and sadness, perhaps remembering the Havana he had left behind with his delusions and dreams. But now it was his lost city.
Until they saw him, he disappears one day, perhaps buried in a cemetery in the city or interned in a hospice. He disappeared in Miami in the same anonymity with which he walked through the streets of Havana. For him there was no ringing of bells, no prayers as if Juan Charrasqueado had them from Hacienda de la Flor. Not a few parting words from his old friend Cat’s Mustache that was left living in Havana; because perhaps with Communism it was agreed that he was sane and well sane, that for the times that were lived it was the best thing.
“JUAN CHARRASQUEADO”, PERSONAJES CUBANOS NO OLVIDADOS.
Esta vez voy a contarles un corrido no tan mentado; que precisamente no paso allá en la Hacienda de la Flor sino en la Habana entre los años que no me atrevo a definir. Es la historia de otro Juan Charrasqueado, que vivió en la Ciudad de la Habana y también le apodaban: El Charrasqueado.
De éste Charrasqueado que vivió por mucho tiempo en la Habana y del cual no conozco su nombre de pila, sólo sabemos que como aquel ranchero enamorado, se hacia llamar El Charrasqueado; deambulaba por las calles de la Habana llevando de parranda permanente su insania. Vestía un atuendo que más que un charro mexicano, parecería un Cowboy tejano vestido de domingo. Pero él se sentía orgulloso y se mostraba como un charro mexicano, y así vivió siempre, con esta idea fija propia de un vesánico.
Lo cierto es, que El Charrasqueado de la Habana formaba parte de un grupo de personajes muy populares que andaban y desandaban las calles de esta ciudad capital de la cálida Isla de Cuba, pero que tenían como referencia común su relación con Bigote de Gato. Concurrían al muy nombrado Club de los Noctámbulos que regenteaba el muy ilustre asturiano Carlos Manuel Pérez y Rodríguez, quien promocionaba su Bar y Club con un letrero a la entrada que decía: “Conozca a Cuba primero, y visite a Bigote de Gato después; un pedacito de nuestra madre patria con todos sus productos, una palmera cubana con todas sus costumbres”.
Allí iban a este singular Bar-Club en la calle Teniente Rey 308, un grupo de personajes entre los que se contaban: El Caballero de Paris, y claro esta nuestro Juan Charrasqueado. Además de otros habituales y nada cuerdos contertulios. El destacado articulista Jay Martínez los ha calificado con acertadas palabras como: Los locos más cuerdos de Cuba.
No me puedo imagina un Bar, donde en la noche convergían por igual cuerdos y no cuerdos, borrachos y curiosos; y hasta un conocido y controversial personaje como lo fue el boricua Daniel Santos, para entre cantos, juerga y libaciones etílicas, conformar un ambiente regenteado por el siempre presente Bigote de Gato quien habiendo ganado el campeonato de cacharros (autos viejos) también llegó a ser el Presidente del Tribunal de los Locos, un popular programa de la televisión que como deben de suponer, los actores eran sus propios amigos del Club de los Noctámbulos.
No sabemos nada del personaje de Juan Charrasqueado, alguien que reside por Texas y lo conoció me asegura que era muy amable y de buena presencia, no dado a molestar a los demás. Si es cierto que tenía una idea fija con eso de que era Juan Charrasqueado como el del corrido, valiente y arriesgado en el amor, que a las mujeres más bonitas se llevaba. En realidad este Juan Charrasqueado, sólo llevaba sus pobrezas y delirios en una ciudad donde la noche siempre se cambiaba en luces y sueños.
No me imagino tampoco un Bar donde las conversaciones tenían lugar entre Daniel Santos, bohemio y sí en realidad osado en el amor, Bigote de Gato, excéntrico y picaron; y los delirios del Caballero de Paris o del Juan Charrasqueado habanero que por allí andarán. Después de haber vivido más de medio siglo, buen parte de ese tiempo como médico, siempre me pregunto donde empieza la insania y donde termina la cordura.
Cuando llegó el año 1980, Juan Charrasqueado como muchas personas que fueron sacados o no de la cárcel o de las calles, fueron a parar a Miami en lo que se conoció como el puente marítimo del Mariel. Fidel Castro aprovechó aquella coyuntura para limpiar las cárceles cubanas de peligrosos delincuentes y asesinos en lo que constituyó la mayor limpieza social que haya protagonizado un gobierno en la historia. También aprovechó para incluir buena parte de las personas con problemas mentales, en ésta categoría estaba Juan Charrasqueado, que también salió por el Mariel para un Exilio del cual no tenia ni idea. “Cuídate Juan que por ahí te andan buscando…, y de seguro que te van solo a embarcar”.
Juan Charrasqueado, el de la Habana, fue embarcado sin pasaje de regreso para Miami, salió como muchos por el Puerto del Mariel. Nunca llegó a imaginar que de charro habanero llegaría a convertirse en exiliado miamense, pero así fue.
Me cuentan que lo veían andando por la conocida Calle Ocho de Miami, ya sin aliento para entonar alguna de sus canciones mexicanas, en silencio y triste, tal vez recordando la Habana que había dejado atrás con sus delirios y sueños. Pero que ahora era su ciudad perdida.
Hasta que lo vieron desparece un día tal vez sepultado en un cementerio de la ciudad o internado en algún hospicio. Desapareció en Miami en el mismo anonimato con que anduvo por las calles habaneras. Para él no hubo toque de campanas, ni rezos como si los tuvo el Juan Charrasqueado de la Hacienda de la Flor. Ni unas palabras de despedida de su viejo amigo Bigote de Gato que si quedó viviendo en la Habana; porque tal vez con el Comunismo se acordó que era cuerdo y bien cuerdo, que para los tiempos que se vivían era lo mejor.
Y aquí termino de contar éste corrido
De Juan amable, charrasqueado y andador
Que se creyó de los amigos consentidos
Y fue habanero, y un buen charro bonachón.
Agencies/Panorama/Eloy González/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ Thecubanhistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.