EL BARCO ESPAÑOL “ALMIRANTE OQUENDO”: RECUERDOS DE LA GUERRA HISPANO-CUBANO-AMERICANA.
En las cálidas aguas de la playa de Juan González (a 12,6 km al oeste de Santiago de Cuba) a una profundidad de 8 a 14 metros, yace sumergido un navío de guerra. Dos de sus cañones emergen del mar para descubrirnos su actual posición. Se trata de los restos del crucero acorazado Almirante Oquendo, destruido durante la gran batalla naval de Santiago de Cuba, el 3 de julio de 1898, la mayor conflagración marítima en la guerra hispano-cubano-americana.
La situación del pecio del almirante Oquendo muestra en su totalidad el cañón González Hontoria de 280 mm de proa y parte del de proa, mostrando una espectacular vista que atrapa fácilmente a quien contemple el impresionante paisaje.
Su eslora de 103 metros de longitud apoya su quilla sobre un lecho de arena; puede apreciarse, además, el ancla y varios grilletes de la cadena. Sin embargo, no puede accederse a su interior porque la cubierta colapsó sobre el resto de la estructura.
El Almirante Oquendo fue construido por los astilleros de Nervión en Sestao, España, y botado al agua en 1891. Con 6 890 toneladas de desplazamiento, tenía triple propulsión vertical de dos hélices, una potencia de 13 700 CV y una velocidad de 20-25 nudos.
Este buque honró con su nombre al almirante Antonio de Oquendo (1577-1640), quien mandó a la victoriosa flota española en la batalla de Pernanbuco (1633) contra los holandeses.
Desde 1897, el crucero Oquendo estaba comandado por el capitán de navío Juan Bautista Lazaga y Garay, experimentado marino que había hecho carrera al mando de otros buques.
La historia final del Oquendo está insertada en el combate naval de Santiago de Cuba y formó parte de la escuadra del contralmirante Pascual Cervera y Topete, conocida como “La escuadra de operaciones de las Antillas”.
Aquella mañana del 3 de julio los navíos dejaron el puerto santiaguero y, según las instrucciones dadas por el almirante Cervera, jefe de la flota, los barcos fueron saliendo de la bahía en orden descendente a su tamaño, la orden era escapar del bloqueo impuesto por la flota estadounidense del almirante Sampson. Abrió la marcha el crucero acorazado Infanta María Teresa, al mando del almirante Cervera.
El Oquendo fue el cuarto en salir y recibió una andanada de la flota enemiga: tres impactos de 203 mm, uno de 152, otro de 127 y varios de 102 que lo dejaron maltrecho, sus calderas estallaron y quedó fuera de combate. Su capitán, Lazaga, herido, mandó echarlo a pique y el crucero se hundió a las 10 y 30 de la mañana, a unos 700 metros de la orilla. La tripulación, que perdió casi 80 hombres en el combate, logró llegar a nado a la playa y así salvar la vida. No así el capitán Lazaga, quien murió a bordo.
Los pecios de la flota del almirante español Pascual Cervera, fue declarado Monumento Nacional, entre los que se encuentra el Oquendo, por la relevancia histórica y natural de esas reliquias sumergidas.
THE SPANISH CRUISER “ADMIRAL OQUENDO”: MEMORIES OF THE HISPANIC-CUBAN-AMERICAN WAR.
In the warm waters of Juan González beach (12.6 km west of Santiago de Cuba) at a depth of 8 to 14 meters, a warship lies submerged. Two of its canyons emerge from the sea to discover its current position. It is the remains of the battleship cruiser Almirante Oquendo, destroyed during the great naval battle of Santiago de Cuba, on July 3, 1898, the largest maritime conflagration in the Spanish-Cuban-American war.
The location of Admiral Oquendo’s wreck shows in its entirety the González Hontoria cannon with a bow of 280 mm and part of the bow, showing a spectacular view that easily catches anyone who contemplates the impressive landscape.
Its length of 103 meters in length supports its keel on a bed of sand; you can also see the anchor and several shackles of the chain. However, it can not be accessed inside because the roof collapsed on the rest of the structure.
Admiral Oquendo was built by the shipyards of Nervión in Sestao, Spain, and launched to the water in 1891. With 6 890 tons of displacement, it had triple vertical propulsion of two propellers, a power of 13 700 CV and a speed of 20-25 knots.
This ship honored with his name Admiral Antonio de Oquendo (1577-1640), who commanded the victorious Spanish fleet at the battle of Pernambuco (1633) against the Dutch.
From 1897, the Oquendo cruiser was commanded by the captain of ship Juan Bautista Lazaga y Garay, experienced marine that had made race to the control of other ships.
The final story of the Oquendo is inserted in the naval combat of Santiago de Cuba and was part of the squad of Rear Admiral Pascual Cervera and Topete, known as “The Antillean Operations Squadron”.
That morning of July 3 the ships left the port of Santiago and, according to the instructions given by Admiral Cervera, head of the fleet, the ships left the bay in descending order to their size, the order was to escape the blockade imposed by the American fleet of Admiral Sampson. The battleship cruiser Infanta Maria Teresa, commanded by Admiral Cervera, opened the march.
The Oquendo was the fourth to leave and received a barrage from the enemy fleet: three hits of 203 mm, one of 152, another of 127 and several of 102 that left him battered, his boilers exploded and he was knocked out. His captain, Lazaga, wounded, sent it to sink and the cruise sank at 10 and 30 in the morning, about 700 meters from the shore. The crew, which lost almost 80 men in combat, managed to swim to the beach and save their lives. Not so Captain Lazaga, who died on board.
The wrecks of the fleet of the Spanish Admiral Pascual Cervera, was declared a National Monument, among which is the Oquendo, due to the historical and natural relevance of these submerged relics.
Agencies/ RHC/ Guadalupe Yaujár/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.