MI AFICION A LOS “COMICS” (MUÑEQUITOS). INFLUENCIA JAPONESA EN CUBA.
Desde muy pequeño yo desarrollé una afición a los comics (Muñequitos) y en particular porque eran los que llegaban a Cuba mas a menudo, en particular ‘El Halcón Negro’, que con un grupo de pilotos internacionales y un cocinero y ayudante chino. Blackhawk o Halcón negro, de nombre Bart Hawk, americano de descendencia polaca;André Blanc Dumont, era Francés; Olaf Bjornson de Noruega; Chuck Wilson era un texano nacido en Estados Unidos; Hans Hendrickson era Holandés y Stanislaus era Polaco. Mientras tanto Chop-Chop (de nombre Liu Huang, era chino. Otros miembros de corto plazo fueron Zeg (polaco), Bo ris (Rusia), Baker (Inglés), el teniente Teodoro Gaynor, estadounidense y como cosa sorprendente, su creador fue el destacadisimo e influyente historietista estadounidense, Will Eisner, también creador de el ‘Spirit’.
En aquel entonces el tema principal era la guerra, el enemigo siempre era los nazis (para lo que fueron concebidos inicialmente), los rusos, extraterrestres, inventos hechos por malvados, personajes históricos que volvían a la vida como Gengis Khan, y por supuesto, los japoneses.
Ya después de la revolución no llegaron más muñequitos o comics a Cuba y después conocí que le cambiaron el nombre por ‘El Halcón de Oro’ y le incorporaron personajes femeninos y su trama estaba ahora en función de la Guerra Fría con la Unión Soviética.
Y LLEGARON LOS JAPONESES A CUBA
Y entonces llegaron los años 60 y con ellos el boom económico del país del sol naciente, Japón, llamado “Milagro económico”.
La ocupación norteamericana al finalizar la Segunda Guerra Mundial, bajo el mando del general Douglas MacArthur, al que muchos llaman el más preclaro entre todos los militares de Estados Unidos, tenía el principal objetivo de impedir que Japón se convirtiera nuevamente en una amenaza para su seguridad mundial.
El “milagro japonés” abarcó los años desde 1960 hasta los 1980, es en esos momentos donde se dispara el consumo de aparatos electrodomésticos y se dan cambios en los hábitos y sistemas de vida debido a la influencia de la televisión, la lectura de periódicos y revistas, el uso generalizado del automóvil, los viajes de vacaciones y de fines de semana, y se extiende el reino de la discrepancia y la discusión de criterios.
En los años 60 en adelante, los cubanos nos sentíamos felices si lográbamos tener algún artículo japonés, en particular electrodomésticos, y Sony, Sanyo, JVC, Panasonic, Toshiba, Sharp, Hitachi; los relojes Casio, Citizen o Seiko; las cámaras Nikon, Canon o Olympus, y aunque no los teníamos, todos admiramos la industria automotriz con Nissan, Toyota, Mitsubishi, Suzuki, Mazda y Honda.
Y paralelamente, y en forma masiva, llegaron las historias de samuráis y ninjas. Fue así que Akira Kurosawa con su actor preferido Toshiro Mifune, se convirtió en uno de los preferidos. Rashomon, Los Siete Samurais, Sanshiro Sugata (o le Leyenda del Judo, una de mis preferidas), Trono de Sangre (el McBeth japonés), Yojimbo, Sanjuro,y la Fortaleza Escondida, fueron grandes éxitos. Paralelamente aparecieron otras obras de Masaki Kobayashi, como la excelente Harakiri y la Rebelión de los Samuráis. Y después la exitosa serie de más de 20 películas de Ichi (o Zatoichi), el espadachín y masajista ciego, las que hicieron las delicias de todos.
También llegaron a la televisión obras impactantes en forma de seriales, como la inolvidable Oshin, que retrata al Japón desde principios del siglo XIX hasta los años 80. Las películas de samurais nos mostraron una buena parte de la historia del milenario país, pero Oshin nos muestra el Japón contemporánea y como el país ha evolucionado hasta ser la nación casi perfecta que es hoy, aun con sus baches economicos debido a la coyuntura mundial.
MY AFFECTION TO THE” COMICS “(MUÑEQUITOS) ). JAPANESE INFLUENCE IN CUBA.
From a very young age, I developed a fondness for comics (Muñequitos) and in particular because they were the ones who came to Cuba more often, particularly ‘The Black Hawk’, that with a group of international pilots and a Chinese cook and assistant. Blackhawk or Black Hawk, named Bart Hawk, American of Polish descent, André Blanc Dumont, was French; Olaf Bjornson of Norway; Chuck Wilson was a Texan born in the United States; Hans Hendrickson was Dutch and Stanislaus was Polish. Meanwhile Chop-Chop (by the name of Liu Huang, was Chinese.) Other short-term members were Zeg (Polish), Bois (Russia), Baker (English), Lieutenant Teodoro Gaynor, American, and surprisingly, its creator was the outstanding and influential American cartoonist, Will Eisner, also the creator of the ‘Spirit’.
Then the main issue was war, the enemy was always the Nazis (for what they were initially conceived), the Russians, extraterrestrials, inventions made by evil people, historical figures who came back to life as Genghis Khan, and of course, the Japanese
After the revolution, no more dolls or comics arrived in Cuba and later I learned that they changed their name to ‘The Golden Hawk’ and they incorporated female characters and their plot was now a function of the Cold War with the Soviet Union.
AND THE JAPANESE ARRIVED IN CUBA
And then came the 60s and with them the economic boom of the country of the rising sun, called “economic miracle.”
The American occupation at the end of the Second World War, under the command of General Douglas MacArthur, whom many call the most illustrious among all the US military, had the main objective of preventing Japan from becoming a threat to their security. world.
The “Japanese miracle” spanned the years from 1960 to the 1980s, it is in those moments where the consumption of household appliances explodes and changes in habits and life systems occur due to the influence of television, the reading of newspapers and magazines, the widespread use of the automobile, holiday trips and weekends, and extends the realm of discrepancy and discussion of criteria.
In the 60s and onwards, we Cubans were happy if we managed to have a Japanese item, particularly electrical appliances, and Sony, Sanyo, JVC, Panasonic, Toshiba, Sharp, Hitachi; the Casio, Citizen or Seiko watches; the Nikon, Canon or Olympus cameras, and although we did not have them, we all admire the automotive industry with Nissan, Toyota, Mitsubishi, Suzuki, Mazda and Honda.
And in parallel, and in a massive way, came the stories of samurai and ninja. It was so that Akira Kurosawa with his favorite actor Toshiro Mifune, became one of the favorites. Rashomon, The Seven Samurai, Sanshiro Sugata (or the Legend of Judo, one of my favorites), Blood Throne (the Japanese McBeth), Yojimbo, Sanjuro, and the Hidden Fortress, were great successes. Parallel to this, other works by Masaki Kobayashi appeared, such as the excellent Harakiri and the Rebellion of the Samurai. And then the successful series of more than 20 films by Ichi (or Zatoichi), the swordsman and blind masseuse, which delighted everyone.
There were also impressive works in television in the form of serials, such as the unforgettable Oshin, which portrays Japan from the beginning of the 19th century to the 80s. The samurai films showed us a good part of the history of the millenary country, but Oshin told us It shows contemporary Japan and how the country has evolved to be the almost perfect nation it is today, even with its economic bumps due to the global situation.
Agencies/ Memorias Cubanas/ Carlos RodríGuez/ Extractos/ Internet Photos/ Arnoldo Varona/ www.TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.