+ REST IN PEACE UNANIMITY
I heard from my colleague Angel Tomás that during the early years of the Revolution there were constant political debates and many leaders, including Fidel Castro, was going to the University of Havana to talk with students.
Unfortunately I did not know that stage, however the Cuba that I met upon arriving in the 90 was the only thought, the unanimous support of the scrutiny of 99.99% and round tables in which all repeat same.
Little by little I was getting between ordinary people in Cuba and I realized that nothing is what it seems, least stereotypical image officially intended to sell. I was glad, because it would be difficult to live in such uniformity.
Discussions were developed in the intimate space of the family or friends. Journalists, academics, economists, researchers and even politicians just expressing their views when they were assured that would not be made public.
* Photos Raquel Perez: Cuban Intellectuals of all ages participate in the national debate. strong>
On the rare occasion that someone openly questioned some exposure invariably began saying “following the ideas expressed by our president on this issue I think …” and then just blew your mind.
In 2007 “broke the corojo” Raul Castro called people to a national debate on the present and the future of the country. Five million Cubans responded with more than 1 million reviews, fatally wounding the “unanimity”.
And was not the only debate, after more than a decade without meeting Communist Party members held a Congress and an Assembly to discuss the fate of the country, the course of reforms and elect the highest party authorities.
The count came into my head reading the most recent conference of prominent Cuban intellectual Aurelio Alonso. An excellent analysis that gave young people about the challenges of today’s Cuba, also written with serenity, balance and moderation.
Aurelio told them that “the collapse of Soviet socialism” was not only an economic issue “was due mainly to the failure to generate a participatory democratic culture without which political institutions becomes a scaffold without content”.
Immediately he appeared the image of Alfredo Guevara tour universities. Anda proclaiming the good news that all was not well done, it was not even all done and asking young people to continue building nation.
The socialist Julio Cesar Guanche and Democrat Roberto Veiga initiated a public debate on democracy ended with a meeting of intellectuals, full of contradictions among themselves, whose only point in common is dreaming a better Cuba.
Calved a document warns a Marxist “monstrous monopoly of ideology, politics and the economy in state hands” and a priest says that “national sovereignty can not afford flirtations”.
I learned that there are no meetings of intellectuals and economists draw sparks debates because what is good for the economy is not always good for culture, as we know very well the other citizens of the world.
“How are you going to self-finance the national ballet school or ballet, for example?” Graziella Pogolotti wondered in an interview, adding “the solution can not be to raise prices of the function and leave out most of Cubans “.
Clichés are broken definitely Observatory boys criticize the government, the May 1 march with banners against bureaucracy and then go to the park to honor him Karl Marx German who invented socialism.
The researcher Esteban Morales published an article claiming transparency in several corruption cases. The Communist Party expelled but ends up winning the tug academic, activist and also still continues to write.
If these debates have little impact because the national press is still deaf-mute-blind to this creative process. Editorial control is huge, while a number of websites that have echoed ended “suicided”.
However, things have changed and no longer have total control, people like the writer Leonardo Padura use their national and international space to highlight what are, in his view, the problems affecting their compatriots.
Cuba is out and seems to be awakening paradigms of many certainties embotadoras. The silence is broken and every day we hear more voices opining on their own. And I like to think that this exercise may serve to strengthen the nation.
Sources: CartasDesdeCuba/FernandoRavsberg/www.thecubanhistory.com
+ Descansa en paz unanimidad/ The Cuban History/ Arnoldo Varona, Editor
+ DESCANSA EN PAZ UNANIMIDAD
Me contaba mi colega Angel Tomás que durante los primeros años de la Revolución los debates políticos eran constantes y que muchos dirigentes, incluso Fidel Castro, llegaban a la Universidad de La Habana a conversar con los estudiantes.
Lamentablemente no conocí esa etapa, por el contrario la Cuba que yo me encontré al llegar en los 90 fue la del pensamiento único, la de los apoyos unánimes, la de los escrutinios del 99,99% y de Mesas Redondas en las que todos repiten lo mismo.
Poco a poco me fui metiendo entre la gente común y comprendí que en Cuba nada es lo que parece, mucho menos la imagen estereotipada que oficialmente se pretendía vender. Me alegré, porque hubiera resultado difícil vivir en semejante uniformidad.
Los debates se desarrollaban en el espacio íntimo de la familia o de los amigos. Periodistas, académicos, economistas, investigadores e incluso políticos solo expresaban sus puntos de vista cuando tenían la seguridad de que no se harían públicos.
* Fotos Raquel Pérez: Intelectuales cubanos de todas las edades participan del debate nacional.
En las raras ocasiones que alguien cuestionaba algo de forma abierta invariablemente empezaba la exposición diciendo “siguiendo las ideas expresadas por nuestro Comandante en Jefe en torno a este tema yo creo que…” y sólo entonces soltaba su opinión.
En el 2007 “se rompió el corojo”, Raúl Castro convocó a la gente a un debate nacional sobre el presente y el futuro del país. Cinco millones de cubanos le respondieron con más de 1 millón de críticas, hiriendo de muerte a la “unanimidad”.
Y no fue el único debate, tras más de una década sin reunirse los militantes del Partido Comunista celebraron un Congreso y una Asamblea para discutir los destinos del país, el rumbo de las reformas y elegir a las máximas autoridades partidarias.
El recuento me vino a la cabeza leyendo la más reciente conferencia del destacado intelectual cubano Aurelio Alonso. Un excelente análisis que regaló a los jóvenes sobre los desafíos de la Cuba actual, escrito además con serenidad, equilibrio y mesura.
Aurelio les confesó que “el derrumbe del socialismo soviético” no fue solo un asunto económico “se debió, sobre todo, al fracaso en generar una cultura democrática participativa, sin la cual la institucionalidad política se convierte en un andamiaje sin contenido”.
Inmediatamente se me apareció la imagen de Alfredo Guevara recorriendo universidades. Anda pregonando la buena nueva de que no todo estaba bien hecho, que ni siquiera estaba todo hecho y pidiendo a los jóvenes que continúen construyendo nación.
El socialista Julio Cesar Guanche y el democristiano Roberto Veiga iniciaron un debate público sobre la democracia que terminó con una reunión de intelectuales, llenos de contradicciones entre sí, cuyo único punto en común es soñar una Cuba mejor.
Parieron un documento donde un marxista advierte sobre “el monopolio monstruoso de la ideología, la política y la economía, en manos del Estado” y un cura aclara que “con la soberanía nacional no se puede permitir coqueteos”.
Me enteré que por ahí hay reuniones de intelectuales y economistas con debates que sacan chispas porque lo que es bueno para la economía no siempre es bueno para la cultura, como sabemos perfectamente los demás ciudadanos del mundo.
“¿Cómo se va a autofinanciar el ballet nacional o la escuela de ballet, por ejemplo?”, me preguntaba Graziella Pogolotti en una entrevista y agregaba “la solución no puede ser subir los precios de la función y dejar fuera a la mayor parte de los cubanos”.
Los clichés se han roto definitivamente, los chicos del Observatorio critican al gobierno, marchan el 1 de mayo con carteles contra la burocracia y acuden después al parque Carlos Marx a rendirle honores al alemán que inventó el socialismo.
El investigador Esteban Morales publica un artículo reclamando transparencia en varios casos de corrupción. Lo expulsan del Partido Comunista pero el académico termina ganando la pulseada, sigue siendo militante y además continúa escribiendo.
Si estos debates no tienen más repercusión es porque la prensa nacional sigue siendo sordo-muda-ciega ante este proceso creativo. El control editorial es enorme, tanto que varios de los sitios de Internet que se han hecho eco terminaron “suicidados”.
Sin embargo, las cosas han cambiado y ya no tienen el control total, personas como el escritor Leonardo Padura aprovechan su espacio nacional e internacional para subrayar cuales son, a su juicio, los problemas que afectan a sus compatriotas.
Cuba se ha quedado sin paradigmas y parece estar despertando de tantas certezas embotadoras. El silencio se ha roto y cada día se oyen más voces opinando por su cuenta. Y a mí me gusta pensar que ese ejercicio puede servir para fortalecer a la nación.
Sources: CartasDesdeCuba/FernandoRavsberg/www.thecubanhistory.com
+ Descansa en paz unanimidad/ The Cuban History/ Arnoldo Varona, Editor