DEPORTES: LAS CONFESIONES DE ALFONSO URQUIOLA.
Alfonso Urquiola dejó en 55 los años que Cuba no pudo coronarse como rey del Caribe. Viró de San Juan con el trofeo y se enfrascó en una misión imposible: intentar colar a un Pinar del Río diezmado, raquítico, en la postemporada. No pudo. Peleó hasta el final con el cuchillo entre los dientes, sin dejar un ápice de entrega para el lamento, demasiadas adversidades terminaron volteándole el barco. Ahora, con la mente más fresca, fuera del campo de batalla, Urquiola ha hablado.
Hace una semana destapó la caja de pandora y salieron frases lapidarias, palabras tras palabras que nadie había dicho antes pero que todos conocían o al menos intuían. Urquiola ha puesto contra la pared al béisbol cubano y su federación (FCB), no en jaque mate, todos sabemos muy bien que si de algo puede presumir la FCB es de mutis y por supuesto que en una situación extrema como esta y viniendo de quién viene, tampoco saldrán al paso. Volverán a tomar al silencio como vocero.
Urquiola, pura mesura, avezado manager, un tipo triunfador en la pelota, se hartó, tomó el micrófono y subió al estrado, sin pelos en la lengua, y dejó caer sobre el béisbol cubano contundentes proyectiles con pólvora de exterminio en masa.
Primero aclaró que no es que se tratase esta vez de tomarse un “diez” en el banquillo, como hace unos años atrás, sino, que no volverá, en lo que le queda de vida, a sentarse en un dugout de la Serie Nacional. Dice que al menos hasta que se acaben “la corrupción y las inmoralidades”.
Más claro ni el agua, Alfonso se refiere a que la lenta degeneración que está padeciendo nuestra pelota, se ha vuelto cancerígena y que ya está llegando incluso hasta ese punto, a que manos negras se inmiscuyan para mover piezas a gusto. Uno infiere que el arbitraje es una de los principales dianas a las que Urquiola apunta, a sus infelices desenlaces, no se le debe haber olvidado aquel jonrón de Yulieski Gourriel pegado a la banda del left field del Latino del Cerro que lo llevó a perder la cabeza, sacar a sus jugadores de la grama, perder por forfeit el partido y recibir una severa sanción.
“Sinceramente yo estoy decepcionado de lo que es el béisbol, lo digo así con toda honestidad. Determiné que no dirijo más pelota, mientras exista esto. No hay honestidad. Uno hace una cosa y lo sancionan y otro hace otra y no pasa nada. Me voy para mi casa tranquilo. Un país como este no se merece eso, al que hay que sacar hay que sacar”.
Alfonso no ha tenido piedad con la Comisión Nacional y la respectiva FCB, le ha ido encima con el hacha en la mano, debe haberse hastiado de tanta ineficiencia y tantas escaramuzas, de tanto parloteo barato sin resolución de asuntos. Urquiola no menciona el nombre de Higinio Vélez Carrión porque sería mucho decir, de todos modos, no hay cubano que no sepa que los dardos venenosos fueron lanzados buscando su testa.
Higinio por melodramático, por escurridizo, por estar al frente de la pelota cubana todo estos años y permitir (incluso colaborar) con su descarrilamiento. Si tendríamos que escoger un culpable, él sería el hombre enmascarado que camina a la guillotina y Urquiola uno de los verdugos que ejecuta.
Uno puede llegar a pensar o a leer entre líneas que por ahí algo le toca también a Víctor Mesa. No por excéntrico ni extravagante, sino por oportuno, digamos, que si buscamos dentro de la frase de Urquiola, Mesa debe ser uno de los que se ha beneficiado de todo este desbarajuste institucional.
El hombre que ganó 3 campeonatos nacionales con Pinar del Río, que ha sacado a la provincia del letargo de los fracasos de los últimos tiempos para convertirla en una auténtica parcela repleta de vegas de tabaco, se ha sincerado y hasta ha llegado hablar de las ofertas que ha recibido: “El único que ha dejado la misión tres veces para venir a trabajar para Cuba he sido yo. Y voy a estar en mi casa para lo que me necesiten, pero fuera de esto, porque no quiero saber más nada de esto, estoy decepcionado”.
Entristecedor pasaje. Urquiola ha hablado. Debe haber por ahí algunas otras historias escondidas entre labios cerrados. El béisbol cubano ya no es un crucero de placer.
OnCuba Magazine/Abraham Jiménez Enoa/InternetPhotos/TheCubanHistory.com
The Cuban History, Hollywood.
Arnoldo Varona, Editor.
SPORTS: ALFONSO URQUIOLA’S CONFESSIONS. .
Alfonso Urquiola left in 55 years that Cuba could not be crowned king of the Caribbean. He turned to San Juan with the trophy and launched into an impossible mission: try to sneak a Pinar del decimated, rickety, Rio postseason. He could not. He fought to the end with the knife between his teeth, leaving a trace of delivery for regret, too many adversities ended volteándole the ship. Now, with the freshest mind, out of the battlefield, Urquiola has spoken.
A week ago uncovered pandora’s box and left lapidary phrases, words upon words that nobody had said it before but everyone knew or at least sensed. Urquiola has put against the wall and Cuban baseball federation (FCB), not in checkmate, we all know very well that if anything can boast the FCB is exits and of course an extreme situation like this and going of who comes, neither will the passage. They will return to take the silence as a spokesman.
Urquiola, pure measure, seasoned manager, an achiever type on the ball, got fed up, took the microphone and took the stand, without mincing words, and dropped on Cuban baseball blunt projectiles with powder of mass destruction.
First he said it’s not that it were this time taking a “ten” on the bench, as a few years ago, but he will not return, what is left of life, to sit in a dugout National Series. Says at least until “corruption and immorality” are gone.
Lighter or water, Alfonso refers to the slow degeneration that is hurting our ball has become carcinogenic and is already getting even this far, to intrude black hands moving parts to taste. One infers that arbitration is one of the main targets to which Urquiola points, their unhappy outcomes, you should not be forgotten that homer Yulieski Gourriel stuck to the side of the left field of Latino del Cerro which led him to lose head, pull their players the grass, losing by forfeit the game and receive a severe penalty.
“Frankly I’m disappointed in what is baseball, I say so honestly. I determined not turn over ball, as long as this. No honesty. One does one thing and does another sanction and another and nothing happens. I go to my quiet house. A country like this does not deserve that, which must be drawn out. ”
Alfonso has no mercy with the National Commission and the respective FCB has gone up with ax in hand, must have tired of so much inefficiency and so many skirmishes, both cheap chatter unresolved issues. Urquiola not mention the name of Higinio Velez Carrión because it would be too much to say, however, no Cuban who does not know that the poison darts were thrown seeking his head.
Hyginus by melodramatic, by elusive, being at the head of the Cuban ball all these years and allow (even collaborate) with its derailment. If we had to pick a fault, he would be the masked man walking to the guillotine and Urquiola one of the executioners running.
One might think or read between the lines there something also plays Victor Mesa. Not by eccentric or extravagant, but timely, say, that if we seek within the phrase Urquiola, Mesa must be one of those who has benefited from this institutional mess.
The man who won 3 national championships with Pinar del Río, who brought to the province from the lethargy of the failures of recent times to make it a real plot full of snuff vegas, has confided and has even speak of tenders it received: “The one who left the mission three times to come work for Cuba’s me. And I’ll be home for whatever you need me, but out of this, because they want to know more about this, I’m disappointed. ”
Saddening passage. Urquiola has spoken. There must be some other hidden histories between closed lips. The Cuban baseball is no longer a pleasure cruise.
OnCuba Magazine / Abraham Jiménez Enoa / InternetPhotos / TheCubanHistory.com
The Cuban History, Hollywood.
Arnoldo Varona, Editor.