THE MUSICAL SOUND OF CUBA ARRIVE IN NEW YORK. HISTORY.
Nothing new are the Cuban rhythms in the US, mostly in New York, the Mecca of the Latin music world.
In the nineteenth century, Cuban musicians visiting New York and as Cristobal Diaz Ayala wrote, Cuban music was kept for years in the diet of listeners in New York.
Island musician born in 1863 called Emanuel Perez became a true legend of jazz, between 1890 and 1898 he played in various bands until he formed his own, which had the name Imperial Band. Later he visited Chicago and New York and returned to New Orleans in the early twentieth century.
Cubans who settled in New Orleans were Paul Dominguez, Florencio Ramos, Peolops Nunez, Willie Marrero, Alcides Núñez and Jimmy Palau, who played in the band of Buddy Bolden.
Other Cubans who formed orchestras in New York were Nilo Menendez, violinist Alberto Iznaga, Luis del Campo, José Curbelo, René Touzet and Anselmo Sacasas.
In the 1920s, are in full boom, they began to visit New York many groups sextets and Greater Antilles in order to play in theaters, halls and record the Cuban Son. A wave of Cuban musicians came to this city in the middle of the world wars. In 1927, one of those was the flutist Alberto Socarras, called the Duke Ellington Cuban.
In May 1930, in Camden, Don Azpiazu Orchestra with singer Antonio Machin, he writes The manisero, starting the first boom of Latin music and opening the way to the music industry across the continent.
Alberto Iznaga arrived in 1939 and played in several bands until he founded the Orchestra Siboney. In that decade they stand Xavier Cugat, Miguelito Valdes, Desi Arnaz, Vicentico Valdes, Panchito Riset, which together with Eliseo Grenet, catches on the conga.
Professor Raul Fernandez, writes in his book Jazz Latino, the Latin Jazz (Cuban) is a combination of two musical traditions: the American jazz and Cuban Rings (and its Caribbean touch). “Cuba provides its rhythmic complex: habanera, son, rumba, guaracha, mambo, cha cha cha and unloading. At the root of jazz and Caribbean music is African sap “he says.
Using data specialist Luc Delannoy, in July 1940, Francisco Raúl Gutiérrez Grillo “Machito” train the orchestra, Afro-Cuban, and after many trials, debuts on December 3, 1940 at the Park Palace Ballroom, on the corner 110th Street and Fifth Avenue in Spanish Harlem.
Their repertoire is made guarachas, son and rumba to reaffirm their commitment to the Cuban tradition.
The Palladium, mecca of Latin music, used the rhythms of the Caribbean, especially Cuba by Mario Bauza and Machito band.
The public response was immediate before the explosion of Latin music in New York, sponsored by us Cubans, Mario Bauza said the journalist Umberto Valverde de Cali.
For other routes Miguelito Valdes, one of the great attractions of Hollywood and New York concert halls featuring more than four thousand people a night.
On opening night, Mario Bauza invites the colossal Miguelito Valdes interpret popular songs, success is such that the club owner, Jack Harris, Machito proposes a contract for an indefinite period.
So important Cuban project reached in the United States, which until the very Frank Sinatra befriended Machito, was going to listen to Club Brazil, California and even sang together in the orchestra.
Marlon Brando discovered drums and Cuban music at the Palladium. “Every Wednesday night there was a contest mambo at the Palladium. I was mesmerized by it all, but every time I had a choice between playing drums or dancing, preferred playing. The discovery of Cuban music was about to make me lose my head, “says the star of American film.
For the story, the myth of the congas, the colossal musician Chano Pozo, up in 1947 to New York is complete. Cuban percussionist joins Dizzy Gillespie, create an invincible alliance.
Manteca recorded as topics, a classic Latin jazz. They are presented in the Town Hall and Carnegie Hall.
According to reports by Max Salazar, during 1958, more discs sold in New York were, among others: Benny Moré, Fajardo y sus Estrellas, Rolando Laserie, and of course Tito Puente (with music borrowed from Cuba).
Benny visited and triumphed five times in New York.
In 1959 the Cuban pianist and composer José Curbelo became the czar of the Cuban and Latin music, the most powerful businessman in Latin music, as head of the agency Alpha Music Artists.
Curbelo hired the most important groups. No band could work on the best places without approval from Curbelo: Tito Puente, Tito Rodriguez, Ray Barreto, Noro Morales, Vicentico Valdés, La Lupe, Charlie Palmieri, Orquesta Broadway, Machito, etc.
After 1959, Cuban music continued to brightening the lives of the Big Apple of New York, with the sauce resulting from the sap of Arsenio Rodriguez, but that’s another story.
Agencies / Rafael Lam / Gramma / Internetphotos / youtube / TheCubanHistory.com
The Cuban History, HOLLYWOOD.
Arnoldo Varona, Editor.
CUBA MUSICALMENTE LLEGA A NUEVA YORK. HISTORIA.
Nada es nuevo en los ritmos cubanos en los EEUU, principalmente en Nueva York, meca del mundo musical latino.
En el siglo XIX, músicos cubanos visitaban Nueva York y, como escribió Cristóbal Díaz Ayala, la música cubana se mantuvo durante años en la dieta de los oyentes de Nueva York.
Un músico de la Isla nacido en 1863 llamado Emanuel Pérez se convirtió en una verdadera leyenda del jazz, entre 1890 y 1898 tocó en distintas bandas hasta que formó la suya propia, que tuvo por nombre Imperial Band. Más tarde visitó Chicago y Nueva York y regresó a Nueva Orleans a principios del siglo XX.
Cubanos que se instalaron en Nueva Orleans fueron Paul Domínguez, Florencio Ramos, Peolops Núñez, Willie Marrero, Alcides Núñez y Jimmy Palau, quien tocó en la banda de Buddy Bolden.
Otros cubanos que formaron orquestas en Nueva York fueron Nilo Menéndez, el violinista Alberto Iznaga, Luis del Campo, José Curbelo, René Touzet y Anselmo Sacasas.
En la década de 1920, en pleno boom del Son, comienzan a visitar Nueva York muchos sextetos y grupos de la mayor de las Antillas con el objetivo de tocar en teatros, salones y grabar el Son cubano. Una oleada de músicos cubanos llegó a esa urbe en los intermedios de las guerras mundiales. En 1927, uno de esos fue el flautista Alberto Socarras, llamado el Duke Ellington cubano.
En mayo de 1930, en Camden, la Orquesta de Don Azpiazu, con el cantante Antonio Machín, graba El manisero, iniciando el primer boom de la música latina y abriendo el camino a la industria musical de todo el continente.
Alberto Iznaga llegó en 1939 y tocó en varias orquestas hasta que fundó la Orquesta Siboney. En esa década se destacan Xavier Cugat, Miguelito Valdés, Desi Arnaz, Vicentico Valdés, Panchito Riset, que junto a Eliseo Grenet, pone de moda la conga.
El profesor Raúl Fernández, escribe en su libro Jazz Latino, que el latin jazz (cubano) es una combinación de dos tradiciones musicales: el jazz estadounidense y los timbres cubanos (y su toque caribeño). “Cuba aporta su complejo ritmático: la Habanera, el Son, la Rumba, la Guaracha, el Mambo, el Cha cha chá y la descarga. En la raíz del jazz y las músicas caribeñas se encuentra la savia africana”, afirma.
A partir de datos del especialista Luc Delannoy, en julio de 1940, Francisco Raúl Gutiérrez Grillo “Machito” entrena la orquesta, Los Afrocubanos, y luego de muchos ensayos, debuta el 3 de diciembre de 1940 en el Park Palace Ballroom, en la esquina de la calle 110 y la Quinta Avenida, en el Spanish Harlem.
Su repertorio lo conforman guarachas, sones y rumbas para reafirmar su apego a la tradición cubana.
El Palladium, meca de la música latina, utilizó los ritmos del Caribe, especialmente cubanos a través de Mario Bauzá y la banda de Machito.
La respuesta del público fue inmediata ante la explosión de la música latina en Nueva York, promovida por nosotros los cubanos, dijo Mario Bauzá al periodista Umberto Valverde de Cali.
Por otra vía es Miguelito Valdés, una de las grandes atracciones de Hollywood y Nueva York que ofrecía conciertos en salones con más de cuatro mil personas por noche.
En la noche de inauguración, Mario Bauzá invita al colosal Miguelito Valdés a interpretar canciones de moda, el éxito es tal que el propietario del club, Jack Harris, propone a Machito un contrato por duración indeterminada.
Tanta importancia alcanzó el proyecto cubano en los Estados Unidos, que hasta el mismísimo Frank Sinatra se hizo amigo de Machito, lo iba a escuchar al Club Brasil, en California y hasta cantaron juntos en la orquesta.
Marlon Brando descubrió los tambores y la música cubana en el Palladium. “Todos los miércoles por la noche había un concurso de mambo en el Palladium. Yo me sentía hipnotizado con todo aquello, aunque cada vez que tenía la posibilidad de elegir entre tocar los tambores o bailar, prefería tocar. El descubrimiento de la música cubana estuvo a punto de hacerme perder la cabeza,”, asegura la estrella del celuloide norteamericano.
Para que la historia se complete, el mito de las congas, el colosal músico Chano Pozo, arriba en 1947 a Nueva York. El percusionista cubano se une a Dizzy Gillespie, crean una alianza invencible.
Graban temas como Manteca, un clásico del latin jazz. Se presentan en el Town Hall y el Carnegie Hall.
Según informes de Max Salazar, durante 1958, los discos que más se vendieron en Nueva York fueron, entre muchos otros: Benny Moré, Fajardo y sus Estrellas, Rolando Laserie, y, por supuesto Tito Puente (con música prestada de Cuba).
El Benny visitó y triunfó en cinco ocasiones Nueva York.
En 1959 el pianista y compositor cubano José Curbelo se convirtió en el zar de la música cubana y latina, el empresario más poderoso de la música latina, al frente de la agencia musical Alpha Artists.
Curbelo contrató a las más importantes agrupaciones. Ninguna banda podía trabajar en las mejores plazas sin la aprobación de Curbelo: Tito Puente, Tito Rodríguez, Ray Barreto, Noro Morales, Vicentico Valdés, La Lupe, Charlie Palmieri, Orquesta Broadway, Machito, etc.
Después de 1959 la música cubana siguió alegrando la vida de la gran manzana de Nueva York, con la salsa surgida de la savia de Arsenio Rodríguez, pero esa es otra historia.
Agencies/Rafael Lam/Gramma/Internetphotos/youtube/TheCubanHistory.com
The Cuban History, HOLLYWOOD.
Arnoldo Varona, Editor.