THE JAPANESE IN CUBA.
If only incidentally, the first group of Japanese who came to our island did the mid-seventeenth century. Know that the July 23, 1614, Hasekura Tsunenaga with a group of 180 Japanese landed in the Bay of Carenas, Havana Bay today. Under orders of the lordship of Sendai, Date Masamune, the samurai Hasekura leading the crew and as ambassador, sailed into the Japanese ship “San Juan Bautista”, from the port of Tsukinoura.
The main purpose of the mission was the establishment of direct trade between Japan and Mexico and get permission to spread Christianity in the territory of Sendai. The Mission Hasekura headed for Seville, Spain, in order to obtain the consent of King Philip III of Spain and Pope Paul V, making this scale on its route in the town of San Cristobal de La Habana.
In the migratory record “Diario de la Marina” is registered in 1898, the arrival of Y. Osuna, the first Japanese who emigrated to Cuba, arriving aboard the steamship “Orizawa” from Mexico.
On arrival at the Isle of Youth was the first Japanese immigrant in 1908. He was a okinawés, called Misaro Miyaki, who arrived from Havana, which had arrived from Mexico in 1907. Since 1914, the number of Japanese immigrants he approached 130 people. They settled throughout the island, but mainly in the Isle of Pines.
Japanese emigration.
It is stated that the period of greatest number of Japanese immigrants to Cuba happened between 1924 and 1926, a time when a travel company called “Oversea” was commissioned to facilitate the transition to the Greater Antilles.
Japanese emigration to Cuba was composed mainly by men, so some family formed with Cuban and adapted to local food, as many ingredients of Japanese cuisine were impossible to get on the island. It formed the first Japanese agricultural cooperatives that information is received in Cuba, and introduced the use of chemical fertilizer.
Although best known Japanese settlement is the Isle of Pines, due to mainly to the popularity of farmer Mosaku Harada and his family arrived in 1924 accompanied by a total of 36 men and women, not only there were Japanese communities. The Japanese did not just stay in a particular area, but settled throughout the island, to get to be present in 46 sites of the six Cuban provinces working mainly on tasks such as agriculture, mining, sugar industry, fishing, mechanics, electricity and services.
In addition to the farmer Harada, a Japanese who achieved popularity in Cuba was the horticulturist Kenji Takeuchi, who commissioned developed the “Soroa Orchid” in the province of Pinar del Rio, where he cultivated more than 700 species of these flowers.
In Minas Matahambre its presence dates from 1913. Coinciding with the opening of the mine, he came to Cuba Takizo Japanese Uratsuka Uratsuka. According to historical data it can be the first Japanese arrived in the westernmost part, from Panama on a fishing vessel as a cook. Without any knowledge of the trade, was the carpenter who built, manually, the first hub for the nascent copper mine. This hub is industrial heritage for its priceless historical value.
Among other references, in 1914, he formed a Kogawa Fujishiro Producers Association in sugar mill lands “Constancia”, in the province of Cienfuegos.
Japanese workers also existed throughout the territory of the province of Camagüey and we can say that arrived at least until Holguin, because there are descendants in the land. It ground that another group went straight to work as cane cutters in the Mayaguara farm, near the village of County in the central region of the country, whose land and crops belonged to wit Trinidad.
JAPANESE IN CUBA
In 1927 he founded the first Japanese colony of Cuba and in 1933 the Japanese Agricultural Cooperative Isle of Pines was founded. They had a very good contract terms by which exported most of the harvested products to the United States.
The growing Japanese community had its worst years in the stage of World War II, when the Japanese emigration was stopped and based in Cuba were detained in concentration camps in the Isle of Pines and Havana since 1942-1945.
According to census of his group, the current Japanese colony in Cuba is just over 1,000 people. Of those, only 25 are first generation, ie immigrants, 15 of whom arrived before 1959 and are between 85 and 95 years old.
Hasekura Tsunenaga, the first Japanese to set foot on our land in 1898, there is a monument in Havana commemorating this fact. The sculpture represents attired in vestments of a Japanese medieval knight, including their traditional weapons.
CubaMemorias / Derubín Jácome / Diana Fernández González / Internet Photos.
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.
Arnoldo Varona, Editor.
CUBA PHOTOS.
LOS JAPONESES EN CUBA.
Aunque solo fuera de paso, el primer grupo de japoneses que llegó a nuestra Isla lo hizo a mediados del siglo XVII. Consta que el 23 de Julio de 1614, Hasekura Tsunenaga con un grupo de 180 japoneses desembarcaron en la bahía de Carenas, hoy Bahía de La Habana. Bajo órdenes del señorío de Sendai, Masamune Date, con el samurái Hasekura encabezando la tripulación y como embajador, navegaron en el barco japonés “San Juan Bautista”, desde el puerto de Tsukinoura.
El principal propósito de la misión era el establecimiento de un comercio directo entre Japón y México y conseguir permiso para propagar el cristianismo en el territorio de Sendai. La Misión Hasekura se dirigía hacia Sevilla, España, con el objetivo de obtener el consentimiento del Rey Felipe III de España y el Sumo Pontífice Paulo V, haciendo en su recorrido esta escala en la Villa de San Cristóbal de La Habana.
En el registro migratorio del “Diario de la Marina” está registrada, en 1898, la llegada de Y. Osuna, el primer japonés que emigró a Cuba, llegando a bordo del vapor “Orizawa”, desde México.
La llegada a la Isla de la Juventud del primer emigrante japonés fue en 1908. Era un okinawés, llamado Misaro Miyaki, que llegó desde de La Habana, a la que había llegado desde México en 1907. Ya para 1914, el número de inmigrantes japoneses se acercaba a las 130 personas. Se establecieron por toda la isla, pero principalmente en la Isla de Pinos.
Emigracion Japonesa.
Se afirma que la etapa de mayor número de inmigrantes japoneses a Cuba sucedió entre 1924 y 1926, época en que una compañía de viajes titulada “Oversea” se encargó de facilitar el tránsito hacia la mayor de las Antillas.
La emigración japonesa a Cuba estaba compuesta básicamente por hombres, por lo algunos formaron familia con cubanas y se adaptaron a la comida local, ya que muchos ingredientes de la cocina japonesa resultaban imposibles de conseguir en la isla. En ella los japoneses formaron las primeras cooperativas de producción agrícola de que se tenga noticia en Cuba, e introdujeron el uso del abono químico.
Aunque el asentamiento japonés más conocido es el de Isla de Pinos, debido a la sobretodo a la popularidad del agricultor Mosaku Harada y su familia, llegado en 1924 acompañado de un total de 36 hombres y mujeres, no solo allí hubo comunidades japonesas. Los japoneses no se limitaron a permanecer en una zona determinada, sino que se asentaron por toda la Isla, hasta llegar a estar presentes en 46 sitios de las seis provincias cubanas trabajando fundamentalmente en tareas como la agricultura, las minas, la industria azucarera, la pesca, la mecánica, la electricidad y los servicios.
Además del agricultor Harada, otro japonés que alcanzó popularidad en Cuba fue el horticultor Kenji Takeuchi, quien por encargo desarrolló el “Orquideario de Soroa”, en la provincia de Pinar del Río, donde cultivó más de 700 especies de estas flores.
En Minas de Matahambre su presencia data de 1913. Coincidiendo con la apertura de la mina, llegó a Cuba el japonés Takizo Uratsuka Uratsuka. Según datos históricos puede ser el primer japonés que llegó a la zona más occidental, procedente de Panamá en un buque pesquero como cocinero. Sin ningún conocimiento del oficio, fue el carpintero que fabricó, de forma manual, el primer concentrador para la naciente mina de cobre. Este concentrador es patrimonio industrial por su inestimable valor histórico.
Entre otras referencias, en 1914, Kogawa Fujishiro formó una Asociación de Productores en tierras del central azucarero “Constancia”, en provincia de Cienfuegos.
También existían trabajadores japoneses en todo el territorio de la provincia de Camagüey y se puede afirmar que llegaron por lo menos hasta Holguín, porque hay descendientes en esas tierras. Consta que otro grupo llegó directamente para trabajar como cortadores de caña en la finca Mayaguara, cerca del pueblo de Condado, en la región central del país, cuyos terrenos y siembras pertenecían al ingenio Trinidad.
JAPONESES EN CUBA
En 1927 se fundó la primera Colonia de Japoneses de Cuba y en 1933 se fundó la Cooperativa Agrícola de Japoneses de la Isla de Pinos. Estos tenían un contrato de muy buenos términos mediante el cual exportaban la mayor parte de los productos cosechados a los Estados Unidos.
La creciente comunidad japonesa tuvo sus peores años en la etapa de la Segunda Guerra Mundial, cuando la emigración japonesa fue paralizada y los radicados en Cuba fueron detenidos en campos de concentración en La Isla de Pinos y en La Habana desde el año 1942 hasta 1945.
Según censo de su agrupación, la actual colonia japonesa en Cuba es de poco más de 1.000 personas. De esas personas, sólo 25 son de primera generación, es decir inmigrantes, 15 de los cuales llegaron antes de 1959 y tienen entre 85 y 95 años de edad.
De Hasekura Tsunenaga, primer japonés que pisó nuestra tierra en 1898, existe un monumento en La Habana que conmemora este hecho. La escultura lo representa ataviado con ornamentos propios de un caballero medieval nipón, incluidas sus armas tradicionales.
CubaMemorias/Derubín Jácome/Diana Fernández González/Internet Photos.
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.
Arnoldo Varona, Editor.