GOVERNMENT IN CUBA control Access to Internet in GOOGLELAND/KCHO.
Enter Room navigation Google + Kcho is to access the image of a country other than in this country: Carpeting, comfortable sofas, good lighting, air conditioning, 20 laptops, a small robotic device moving along the ground and, of course , an internet connection that Cubans have not seen in open WiFi hotspots in recent months.
“You open any page and ‘falls’ immediately,” said a man. “Do not expect the minutes are expected in other connections”.
“Here you can open all, all pages,” says a young man to his friend as they collect their bags to the exit. “That is until someone’s bright idea to start blocking sites would happen.”
This boy, who connected on one shift in the morning Revolico.com claims to have accessed one of the sites blocked in almost all networks in the country. However, in the afternoon and you could not access it, although it went smoothly as CubaNet and other DIARY OF CUBA.
To access the queues room hours are made, because only accommodates 20 people and many are interested in the service, which is free. Some mark several times to enter all shifts, which are an hour from 9:00 am until 11:00 pm.
“To you ought to work as an organizer of the tail,” he jokes about boys, talking to a girl since it opened the hall mark several times and achieves up to five hours of connection on the same day.
“It is true,” she concedes. “I go hungry at noon and I stand the urge to go to the bathroom, but do not let the tail.”
At the beginning of each hour security staff hands out tickets to the first 20 of the tail and collected them their identity card. “We keep track of the data of all who enter,” says the head of security. The identity card is returned to users once they have entered the room.
The control extends to navigation itself. The same Alexis Leyva (Kcho) secures to a tail women conversing with him: “We are monitoring all pages where you come because I want to know to what use the connection.”
“The goal is -justifica- people to do more important things to talk on Facebook, looking for information, entering sites that give them knowledge.”
Although the security chief is kind to everyone, no doubt threaten if necessary. “Do not try to enter the hidden phones, because I have to destroy them,” warns two teenagers uniform pre-university who complain about the ban.
And it is that the room can not enter or phones, or memories, even plastic water bottles. Only hearing aids are allowed. The rest of the belongings of users should stay in the guardabolsos during the time of connection.
“Do not let them in memories because I virus will fill the machines,” Kcho explains. But that answer is not happy who want to get their phones.
“It could get lost in there and a mobile would be our responsibility,” says the head of security at one of the teenagers, who insists.
The explanation is not convincing. “What happens is they do not want us to draw any information, not even that we throw a picture in the room, but prefer to get to all of us as thieves phone before I admit it,” says a girl in the queue.
With all prohibitions, it seems that the objective of Kcho to achieve a more “intellectual” navigation is real. That is the criterion of Karenia young art historian.
“I came to see if I could download information I need for my work, because the bandwidth normally not allow me to download images or anything like that,” he says.
Karenia did not bother to queue when I knew he could not use his memory. “Why waste time This is not have real access to information, because you can see it, but keep it or share This is not a navigation room is a museum:. Museum Google in Cuba,” he concludes.
Agencies / DDC / Adriana Zamora, Havana / Internet Photos / TheCubanHistory.com
The Cuban History, Hollywood.
Arnoldo Varona, Editor.
CUBA PHOTOS.
CONTROL GUBERNAMENTAL DE ACCESO AL INTERNET EN GOOGLELANDIA+ KCHO EN CUBA.
Entrar en la sala de navegación de Google+Kcho es acceder a la imagen de un país distinto dentro de este país: Moquetas, cómodos sofás, buena iluminación, aire acondicionado, 20 laptops, un pequeño artefacto robótico desplazándose por el suelo y, por supuesto, una conexión a internet que los cubanos no han visto en los puntos WiFi abiertos en los últimos meses.
“Uno abre cualquier página y ‘cae’ inmediatamente”, comenta un señor. “No hay que esperar los minutos que se esperan en otras conexiones”.
“Aquí se puede abrir de todo, todas las páginas”, asegura un joven a su amigo mientras recogen sus bolsos a la salida. “Eso es hasta que a alguien se le ocurra la brillante idea de empezar a bloquear sitios”.
Este muchacho, que se conectó en uno de los turnos de la mañana asegura haber accedido a Revolico.com, una de las páginas bloqueadas en casi todas las redes del país. Sin embargo, en horas de la tarde ya no se podía acceder a ella, aunque sí se entraba sin problemas a otras como Cubanet y DIARIO DE CUBA.
Para acceder a la sala se hacen colas de horas, pues solo tiene capacidad para 20 personas y son muchos los interesados en el servicio, que es gratuito. Algunos marcan varias veces, para entrar en todos los turnos, que son de una hora, desde las 9:00 de la mañana hasta las 11:00 de la noche.
“A ti te debieran dar trabajo como organizadora de la cola”, bromean unos jovencitos, hablando con una muchacha que desde que abrió la sala marca varias veces y logra hasta cinco horas de conexión en el mismo día.
“Es verdad”, concede ella. “Yo paso hambre al mediodía y me aguanto las ganas de ir al baño, pero no dejo la cola”.
Al inicio de cada hora, el personal de seguridad reparte los tickets a los 20 primeros de la cola y les recoge su carné de identidad. “Llevamos un control de los datos de todos los que entran”, explica el jefe de seguridad. El documento de identidad es devuelto a los usuarios una vez que han entrado a la sala.
El control se extiende a la navegación en sí. El mismo Alexis Leyva (Kcho) asegura ante unas mujeres de la cola que conversan con él: “Estamos monitoreando todas las páginas donde entran ustedes porque yo quiero saber para qué usan la conexión”.
“El objetivo —justifica— es que la gente haga cosas más importantes que hablar por Facebook, que busquen informaciones, que entren en sitios que les aporten conocimientos”.
Aunque el jefe de seguridad es amable con todos, no duda en amenazar si lo considera necesario. “No traten de entrar los teléfonos escondidos, porque tendré que destruirlos”, advierte a dos adolescentes con uniforme de preuniversitario que se quejan de la prohibición.
Y es que a la sala no se pueden entrar ni los teléfonos, ni memorias, ni siquiera botellas plásticas de agua. Solo los audífonos son permitidos. El resto de las pertenencias de los usuarios debe quedarse en el guardabolsos durante la hora de conexión.
“No dejo entrar memorias porque me van a llenar de virus las máquinas”, explica Kcho. Pero esa respuesta no contenta a quienes quieren entrar sus teléfonos.
“Podría perderse un móvil allá adentro y sería nuestra responsabilidad”, responde el jefe de seguridad a uno de los adolescentes, que insiste.
La explicación no convence. “Lo que pasa es que no quieren que saquemos ninguna información, ni siquiera que tiremos una foto dentro de la sala, pero prefieren ponernos a todos nosotros como ladrones de teléfonos antes que admitirlo”, dice una muchacha en la cola.
Con todas las prohibiciones, no parece que el objetivo de Kcho de lograr una navegación más “intelectual” sea real. Ese es el criterio de Karenia, joven historiadora del arte.
“Yo vine para ver si podía bajar información que necesito para mi trabajo, porque el ancho de banda del que dispongo habitualmente no me permite bajar imágenes ni nada de eso”, comenta.
Karenia no se molestó en hacer la cola cuando supo que no podría usar su memoria. “¿Para qué perder tiempo? Esto no es tener acceso real a la información, porque puedes verla, pero no conservarla ni compartirla. Esto no es una sala de navegación, es un museo: el museo de Google en Cuba”, concluye.
Agencies / DDC / Adriana Zamora, Havana / Internet Photos / TheCubanHistory.com
The Cuban History, Hollywood.
Arnoldo Varona, Editor.