AN SPACE FOR DISCUSSION strong>
By Fernando Favsberg
One of the participants giving their views on the debate. (Photo: Raquel Perez)
Last week I first attended a debate at the Cultural Center Félix Varela, belonging to the Catholic Church. Never in my 2 decades of living in Cuba, had seen such a variety of political views … in the same room.
To begin the exponent was the controversial Carlos Saladrigas, a successful Cuban-American businessman become a millionaire. For years he played in exile hardliners but now wants to work with Raul Castro’s reforms.
In the audience were all members of the opposition, dissident bloggers, Communist critics, immigrants, Catholics, communists, party members, intellectuals of the most diverse branches, priests, lay people, diplomats and foreign journalists.
He practically gave the floor to anyone who requested it and then there was the controversy because, in the case of Cubans, each question was preceded by a long exposition of his views on the national situation.
“All the contents of my dissertation is nothing compared with the fact that there could be the wide range of Cuban society, expressing various opinions and viewpoints, with a special decorum,” he said after Saladrigas.
Some criteria clashed with the exponent, who proposed that all give way to achieve reconciliation, while a blogger replied that the only thing to give is the government because dissent and Miami and gave a lot.
The Communist critics rejected the participation of Cuban-American businessmen in the economy because only promote capitalism and the exploitation of man by man. They insisted it takes to build a true socialism.
Saladrigas said if he had 25 years would not leave Cuba because the changes promoted by the government will open many opportunities for young entrepreneurs. He added that there are some making much money, even by the standards of U.S..
A young man in the audience responded that he would not lose the opportunity to emigrate because no one knows how the changes will last or how deep reach, mentioning that have just opened 180 self-employment categories.
At times I felt that everyone was there to hear himself more than to hear what they think the rest of their countrymen. Undoubtedly, politicians of both sides have very little practice of debate with his opponent.
However, the longest road begins to take the first step and it is remarkable that so antagonistic political sectors of Cuban society are able to meet under one roof and to express disagreements with openness and respect.
Cardinal Ortega and laity who lead Catholic publications seem to have proposed to open discussions in which multiple voices are heard in society. Lay the journal Space and Cultural Center Felix Varela are part of that effort.
The Church must acknowledge such exclusivity to official ideological apparatus that drowns everything in its efforts to monitor public spaces, surround directions prohibiting the entry of the “enemy” or prevent the free publication of what is discussed.
I come from a very secular country and personally prefer that the debate was promoted by a more diverse society, because religions are also trapped in ideological dogmas that limit freedom of criteria.
Recently a Cuban bishop told me that on issues such as homosexuality, the legalization of same-sex couples, abortion, condom use or divorce, the Catholic Church has an uncompromising stand that is not willing to negotiate.
However, the fact is that for now there is no other space as diverse as the Cultural Center Félix Varela, “pray” to keep it, to regularize the discussions and to places like this are multiplying in Cuban society.
Sources: CartasDesdeCuba / FernandoRavsberg / BBC / Perez / TheCubanHistory.com
Letters From Cuba (April 6,12) / The Cuban History / Arnoldo Varona, Publisher
UN ESPACIO PARA EL DEBATE
Por Fernando Favsberg
Uno de los participantes exponiendo sus puntos de vista en el debate. (Foto: Raquel Pérez)
La semana pasada asistí por primera vez a un debate en el Centro Cultural Félix Varela, perteneciente a la Iglesia Católica. Nunca, en mis 2 décadas de residir en Cuba, había visto tal variedad de opiniones políticas… en una misma habitación.
Para empezar el exponente era el controversial Carlos Saladrigas, un exitoso empresario cubanoamericano convertido en millonario. Durante años militó en el ala dura del exilio pero ahora quiere colaborar con las reformas de Raúl Castro.
En el público había de todo, miembros de la oposición, blogueros disidentes, comunistas críticos, emigrados, católicos comunistas, miembros del partido, intelectuales de las más diversas ramas, curas, laicos, diplomáticos y periodistas extranjeros.
Prácticamente se le dio la palabra a todo el que lo solicitó y enseguida se produjo la controversia porque, tratándose de cubanos, cada pregunta fue precedida de una larga exposición sobre sus puntos de vista respecto de la situación nacional.
“Todo el contenido de mi disertación no es nada comparado con el hecho de que haya podido estar ese abanico amplio de la sociedad cubana, expresando múltiples opiniones y puntos de vista, con un decoro extraordinario”, me comentó después Saladrigas.
Algunos criterios chocaron con los del exponente, quien proponía que todos cedan para alcanzar la reconciliación, mientras un bloguero le respondió que el único que debe ceder es el gobierno porque la disidencia y Miami ya cedieron bastante.
Los comunistas críticos rechazaron la participación de los empresarios cubanoamericanos en la economía porque solo promovería el capitalismo y la explotación del hombre por el hombre. Insistieron en que se necesita construir un socialismo de verdad.
Saladrigas dijo que si tuviera 25 años no se iría de Cuba porque los cambios que impulsa el gobierno abrirán muchas posibilidades para los jóvenes emprendedores. Añadió que ya hay algunos ganando mucho dinero, incluso para los cánones de EE.UU..
Un joven del público le respondió que él no perdería la oportunidad de emigrar porque nadie sabe cuánto van a durar los cambios ni a qué profundidad llegarán, mencionando que apenas han abierto 180 categorías de trabajo autónomo.
Por momentos tuve la impresión de que cada uno fue allí para oírse a sí mismo más que a escuchar lo que piensan el resto de sus compatriotas. Sin lugar a dudas, los políticos de uno y otro lado tienen muy poca práctica de debate con el adversario.
Sin embargo, el camino más largo se comienza al dar el primer paso y es destacable que sectores políticos tan antagónicos de la sociedad cubana sean capaces de reunirse bajo un mismo techo y expresarse los desacuerdos con franqueza y respeto.
El Cardenal Ortega y los laicos que dirigen las publicaciones católicas parecen haberse propuesto abrir debates en los que se oigan las múltiples voces de la sociedad. La revista Espacio Laical y el Centro Cultural Félix Varela son parte de ese esfuerzo.
La Iglesia debe agradecer semejante exclusividad al aparato ideológico oficial que todo lo ahoga en su empeño por controlar los espacios públicos, copar direcciones, prohibir la entrada del “enemigo” o impedir la libre publicación de lo que se discute.
Yo provengo de un país muy laico y en lo personal preferiría que el debate fuera promovido por una representación más variada de la sociedad, porque las religiones también están atrapadas en dogmas ideológicos que limitan la libertad de criterios.
Hace poco un obispo cubano me decía que en temas como la homosexualidad, la legalización de las parejas del mismo sexo, el aborto, el uso del condón o el divorcio, la Iglesia Católica tiene una posición inamovible que no está dispuesta a negociar.
Sin embargo, lo cierto es que por ahora no hay ningún otro espacio tan plural como el Centro Cultural Félix Varela, “recemos” para que se mantenga, para que se regularicen los debates y para que lugares como este se multipliquen en la sociedad cubana.
Sources: CartasDesdeCuba/FernandoRavsberg/BBC/Perez/TheCubanHistory.com
Cartas Desde Cuba (April 6,12)/The Cuban History/ Arnoldo Varona, Editor