This time I’m going to tell you a not-so- that I did not go there at Hacienda de la Flor, but in Havana between the years that I do not dare to define. It is the story of another Juan Charrasqueado, who lived in the City of Havana and also nicknamed him: El Charrasqueado.
Of this Charrasqueado who lived for a long time in Havana and of which I do not know his first name, we only know that like that ranchero in love, he was called El Charrasqueado; he wandered through the streets of Havana, carrying his insanity in a permanent parranda. He wore an outfit that more than a Mexican charro, would look like a Texan Cowboy dressed Sunday. But he was proud and showed himself as a Mexican charro, and so he lived always, with this fixed idea of a vesical.
The truth is that El Charrasqueado de la Habana was part of a group of very popular characters who walked and unraveled the streets of this capital city of the warm island of Cuba, but that had as a common reference their relationship with Bigote de Gato. They attended the very named Night Club that was run by the very illustrious Asturian Carlos Manuel Perez and Rodriguez, who promoted his Bar and Club with a sign at the entrance that read: “Meet Cuba first, and visit Bigote de Gato later; a little piece of our mother country with all its products, a Cuban palm tree with all its customs. ”
There they went to this singular Bar-Club in the street Lieutenant King 308, a group of characters among which were: The Knight of Paris, and of course this is our Juan Charrasqueado. In addition to other usual and not harsh fellows. The prominent articulista Jay Martínez has described them with correct words like: The most insane crazes of Cuba.
We do not know anything about the character of Juan Charrasqueado, someone who resides in Texas and knew him assures me that he was very kind and good-natured, not given to disturbing others. If it is true that he had a fixed idea with that of which Juan Charrasqueado was like the one of corrido, brave and risky in the love, that the most beautiful women took. In reality this Juan Charrasqueado, only carried his poverty and delirium in a city where the night was always changed in lights and dreams.
When the year 1980 arrived, Juan Charrasqueado like many people who were taken or not of the jail or of the streets, went to stop in Miami in what was known like the maritime bridge of the Mariel. Fidel Castro took advantage of this situation to clean up the Cuban jails of dangerous criminals and murderers in what constituted the greatest social cleansing that a government has ever carried out in history. Also used to include a good part of the people with mental problems, in this category was Juan Charrasqueado, who also left for the Mariel for an Exile of which he had no idea. “Take care Juan that you are looking for there …, and surely you are just going to board”.
Juan Charrasqueado, that of Havana, was shipped without passage back to Miami, left as many by the Port of Mariel. He never imagined that from charro habanero he would become exile miamense, but it was.
They tell me that they saw him walking along the famous Calle Ocho in Miami, already out of breath to sing some of his Mexican songs, in silence and sad, perhaps remembering the Havana that he had left behind with his delirium and dreams. But now it was his lost city.
Until they saw him he disappears one day perhaps buried in a cemetery of the city or interned in some hospicio. He disappeared in Miami in the same anonymity with which he walked the streets of Havana. For him there was no ringing of bells, nor prayers as if they had the Juan Charrasqueado of the Mexican Hacienda.
ENTRE LOS LOCOS MAS CUERDOS DE CUBA: “JUAN CHARRASQUEADO”.
Esta vez voy a contarles un corrido no tan mentado; que precisamente no paso allá en la Hacienda de la Flor sino en la Habana entre los años que no me atrevo a definir. Es la historia de otro Juan Charrasqueado, que vivió en la Ciudad de la Habana y también le apodaban: El Charrasqueado.
De éste Charrasqueado que vivió por mucho tiempo en la Habana y del cual no conozco su nombre de pila, sólo sabemos que como aquel ranchero enamorado, se hacia llamar El Charrasqueado; deambulaba por las calles de la Habana llevando de parranda permanente su insania. Vestía un atuendo que más que un charro mexicano, parecería un Cowboy tejano vestido de domingo. Pero él se sentía orgulloso y se mostraba como un charro mexicano, y así vivió siempre, con esta idea fija propia de un vesánico.
Lo cierto es, que El Charrasqueado de la Habana formaba parte de un grupo de personajes muy populares que andaban y desandaban las calles de esta ciudad capital de la cálida Isla de Cuba, pero que tenían como referencia común su relación con Bigote de Gato. Concurrían al muy nombrado Club de los Noctámbulos que regenteaba el muy ilustre asturiano Carlos Manuel Pérez y Rodríguez, quien promocionaba su Bar y Club con un letrero a la entrada que decía: “Conozca a Cuba primero, y visite a Bigote de Gato después; un pedacito de nuestra madre patria con todos sus productos, una palmera cubana con todas sus costumbres”.
Allí iban a este singular Bar-Club en la calle Teniente Rey 308, un grupo de personajes entre los que se contaban: El Caballero de Paris, y claro esta nuestro Juan Charrasqueado. Además de otros habituales y nada cuerdos contertulios. El destacado articulista Jay Martínez los ha calificado con acertadas palabras como: Los locos más cuerdos de Cuba.
No sabemos nada del personaje de Juan Charrasqueado, alguien que reside por Texas y lo conoció me asegura que era muy amable y de buena presencia, no dado a molestar a los demás. Si es cierto que tenía una idea fija con eso de que era Juan Charrasqueado como el del corrido, valiente y arriesgado en el amor, que a las mujeres más bonitas se llevaba. En realidad este Juan Charrasqueado, sólo llevaba sus pobrezas y delirios en una ciudad donde la noche siempre se cambiaba en luces y sueños.
Cuando llegó el año 1980, Juan Charrasqueado como muchas personas que fueron sacados o no de la cárcel o de las calles, fueron a parar a Miami en lo que se conoció como el puente marítimo del Mariel. Fidel Castro aprovechó aquella coyuntura para limpiar las cárceles cubanas de peligrosos delincuentes y asesinos en lo que constituyó la mayor limpieza social que haya protagonizado un gobierno en la historia. También aprovechó para incluir buena parte de las personas con problemas mentales, en ésta categoría estaba Juan Charrasqueado, que también salió por el Mariel para un Exilio del cual no tenia ni idea. “Cuídate Juan que por ahí te andan buscando…, y de seguro que te van solo a embarcar”.
Juan Charrasqueado, el de la Habana, fue embarcado sin pasaje de regreso para Miami, salió como muchos por el Puerto del Mariel. Nunca llegó a imaginar que de charro habanero llegaría a convertirse en exiliado miamense, pero así fue.
Me cuentan que lo veían andando por la conocida Calle Ocho de Miami, ya sin aliento para entonar alguna de sus canciones mexicanas, en silencio y triste, tal vez recordando la Habana que había dejado atrás con sus delirios y sueños. Pero que ahora era su ciudad perdida.
Hasta que lo vieron desparece un día tal vez sepultado en un cementerio de la ciudad o internado en algún hospicio. Desapareció en Miami en el mismo anonimato con que anduvo por las calles habaneras. Para él no hubo toque de campanas, ni rezos como si los tuvo el Juan Charrasqueado de la Hacienda de la Flor. Ni unas palabras de despedida de su viejo amigo Bigote de Gato que si quedó viviendo en la Habana; porque tal vez con el Comunismo se acordó que era cuerdo y bien cuerdo, que para los tiempos que se vivían era lo mejor.
Agencies/Panorama/Eloy Gonzalez/Internet Photos/ Arnoldo Varona/ TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.