(OPINIÓN) ANGOLA Y CUBA, UNIDOS POR LA GEOPOLÍTICA Y POR UN “PRONÓSTICO”.
Lecciones de una sucesión pactada. Cuba y Angola transitan por un proceso de cambio del liderazgo histórico que en el caso de Luanda está rompiendo con más de un pronóstico. strong>
Fin de ciclo para dos caudillos
Unidas por el tráfico de esclavos y, más tarde, por la geopolítica, Angola y Cuba viven hoy un momento de cercanía más allá de los vínculos culturales o de los pactos militares. Ambos países transitan por un proceso de sucesión del liderazgo histórico que en el caso de Luanda está rompiendo con más de un pronóstico.
Cuando el pasado año la nación petrolera inició un nuevo capítulo de su historia y José Eduardo Dos Santos dejó la presidencia después de casi cuatro décadas, todo apuntaba a que el traspaso de poder era una maniobra para prolongar el status quo y mantener a la familia del expresidente a buen recaudo.
Joao Lourenço, quien había ocupado el cargo como ministro de Defensa, fue elegido para suceder al hombre cuyo rostro sigue estando en los billetes y que la propaganda oficial rodeó de un exaltado culto a la personalidad. JLO, como también se conoce a Lourenço, era visto como un continuador, un títere que Dos Santos manejaría de cerca.
Lourenço era visto como un continuador, un títere que Dos Santos manejaría de cerca. Sin embargo, poco después de tomar el poder, JLO comenzó a desmantelar la extensa telaraña de negocios familiares de su antecesor
Entre los 27 millones de habitantes del país africano, muchos nacieron o crecieron bajo la sombra del todavía líder del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA). Sin embargo, poco después de tomar el poder, JLO comenzó a desmantelar la extensa telaraña de negocios familiares de su antecesor. Una de las primeras piezas en caer fue Isabel Dos Santos, a quien la revista Forbes considera la mujer más rica de África con una fortuna personal que ronda los 4.500 millones de dólares.
Isabel había sido nombrada en junio de 2016 jefa de la petrolera estatal Sonangol, que mueve más del 90% de las exportaciones de crudo del país. En diciembre pasado Lourenço la relevó de su cargo, poco después de haberlo hecho también con los jefes de las secretarías militares, que se ocupan de la seguridad y la información del Estado.
El golpe alcanzó a otros dos hermanos, José Paulino y Welwitschia, que tenían bajo su control las más importantes cadenas de televisión. El presidente, que durante su investidura había derrochado elogios hacia el padre de estos hábiles empresarios, tardó unas pocas semanas en llevarse por delante a sus hijos.
Hace pocos días le ha tocado el turno a José Filomeno Dos Santos, exresponsable del Fondo Soberano angoleño, que posee activos por más de 5.000 millones de dólares. El hijo del anterior hombre fuerte del país ha sido acusado por la Justicia de defraudar 500 millones al Banco Central y se le ha prohibido salir de Angola.
Sacar a los Dos Santos de esos cargos no solo permite a JLO colocar en ellos a miembros más confiables de su administración, sino que representa un mazazo contra la red de nepotismo que alimentó su predecesor. Ese menoscabo económico se traduce en pérdida de poder en un país que, según el Índice de Transparencia Internacional se ubica en el puesto 164 de un total de 176 en cuanto a la percepción de sus ciudadanos sobre la corrupción.
Con sus ricos yacimientos petroleros, Angola sigue siendo una nación de profundos contrastes sociales, golpeada por la inflación y donde los sobornos o los robos al patrimonio público constituyen la principal fuente de entrada económica de muchos funcionarios y empresarios.
De la experiencia angoleña puede Castro ir extrayendo dos lecciones: los títeres pueden cortarse los hilos y proteger a un clan familiar es tarea difícil cuando no se tiene todo el poder.
José Eduardo Dos Santos, que tenía fama de ser un “Maquiavelo africano”, es ahora un anciano enfermo, incapaz de oponerse a su sucesor, que se ha alejado del guión del traspaso del poder y amenaza con llevar a sus hijos a los tribunales.
La mesa está servida para que la diatriba histórica caiga sobre su figura y la oposición -a la que mantuvo a raya a golpe de represión- empiece a aprovechar las grietas en la cúpula. Aunque el anciano patriarca se quedó con la dirección del MPLA, ha tenido que convocar un congreso extraordinario donde es muy probable que se elija nuevo líder.
Es difícil resistir a la tentación de extrapolar esos acontecimientos a la situación que se vive ahora en Cuba con la sucesión de Raúl Castro, el viejo aliado que llevó a morir a miles de hombres a tierras africanas para que el MPLA pudiera tomar el poder en 1975. La planificación cuidadosa del cambio generacional, que se concretará en Cuba a partir del 19 de abril, tampoco es una garantía contra los disgustos.
De la experiencia angoleña puede Castro ir extrayendo dos lecciones: los títeres pueden cortarse los hilos y proteger a un clan familiar es tarea difícil cuando no se tiene todo el poder.
(OPINION) ANGOLA AND CUBA, UNITED FOR THE GEOPOLITICS AND FOR A “PROGNOSIS”. PHOTOS.
Lessons from an agreed sequence. Cuba and Angola are going through a process of changing the historical leadership that in the case of Luanda is breaking with more than one forecast. Strong>
END OF CYCLE FOR TWO LEADERS.
United by the slave trade and, later, by geopolitics, Angola and Cuba today live a moment of closeness beyond cultural ties or military pacts. Both countries go through a process of succession of historical leadership that in the case of Luanda is breaking with more than one forecast.
When last year the oil nation began a new chapter in its history and José Eduardo Dos Santos left the presidency after almost four decades, everything pointed to the transfer of power as a maneuver to prolong the status quo and keep the family of the ex president safe.
Joao Lourenço, who had held the post as defense minister, was chosen to succeed the man whose face is still on the bills and whose official propaganda surrounded an exalted cult of personality. JLO, as Lourenço is also known, was seen as a continuator, a puppet that Dos Santos would handle closely.
Lourenço was seen as a continuator, a puppet that Dos Santos would handle closely. However, shortly after taking power, JLO began to dismantle the extensive web of family business of his predecessor
Among the 27 million inhabitants of the African country, many were born or grew up under the shadow of the still leader of the Popular Movement for the Liberation of Angola (MPLA). However, shortly after taking power, JLO began to dismantle the extensive web of family business of his predecessor. One of the first pieces to fall was Isabel Dos Santos, whom Forbes magazine considers the richest woman in Africa with a personal fortune of around 4.5 billion dollars.
Isabel had been named in June 2016 head of state oil company Sonangol, which moves more than 90% of the country’s crude exports. Last December Lourenço relieved her of her position, shortly after having also done it with the heads of the military secretaries, who deal with the security and information of the State.
The coup reached two other brothers, José Paulino and Welwitschia, who had under their control the most important television networks. The president, who during his inauguration had lavished praise on the father of these skilled businessmen, took a few weeks to get ahead of his children.
A few days ago it was the turn of José Filomeno Dos Santos, formerly responsible for the Angolan Sovereign Fund, which has assets of more than 5,000 million dollars. The son of the former strong man of the country has been accused by Justice of defrauding 500 million to the Central Bank and has been banned from leaving Angola.
Bringing the Dos Santos out of those positions not only allows JLO to place more trustworthy members in their administration, but it represents a blow against the network of nepotism that fueled his predecessor. This economic deterioration translates into a loss of power in a country that, according to the Transparency International Index, ranks 164 out of a total of 176 in terms of the perception of its citizens about corruption.
With its rich oil deposits, Angola continues to be a nation of deep social contrasts, hit by inflation and where bribes or theft of public assets constitute the main source of economic entry for many officials and businessmen.
From the Angolan experience, Castro can extract two lessons: the puppets can cut the strings and protect a family clan is a difficult task when you do not have all the power.
José Eduardo Dos Santos, who had a reputation as an “African Machiavelli”, is now a sick old man, unable to oppose his successor, who has moved away from the script of the transfer of power and threatens to take his children to court.
The table is served so that the historical diatribe falls on his figure and the opposition – which kept at bay with a crack of repression – begins to take advantage of the cracks in the dome. Although the old patriarch stayed with the leadership of the MPLA, he had to call an extraordinary congress where it is very likely that a new leader will be elected.
It is difficult to resist the temptation to extrapolate these events to the situation that now exists in Cuba with the succession of Raúl Castro, the old ally who led thousands of men to die on African soil so that the MPLA could take power in 1975 The careful planning of generational change, which will take place in Cuba as of April 19, is not a guarantee against displeasure either.
From the Angolan experience, Castro can extract two lessons: the puppets can cut the strings and protect a family clan is a difficult task when you do not have all the power.
Agencies/14ymedio/Yoani Sánchez, La Habana/Internet Photos/ Arnoldo Varona/ TheCubanHistory.com
THE CUBAN HISTORY, HOLLYWOOD.